No fue solo un acto político. Fue una muestra viva de lo que significa gobernar con presencia, con rostro, con territorio. Este miércoles, en un Club Boca colmado, el intendente Pablo Grasso encabezó un acto cargado de emoción y de fuerte contenido social y político, donde las vecinas y los vecinos fueron protagonistas.
Uno a uno, subieron al escenario y compartieron sus historias: testimonios que pusieron cuerpo a las estadísticas y que, por momentos, quebraron la voz de más de uno en la platea.
El acto fue una respuesta directa a los efectos del abandono del Estado nacional y provincial, que, desde el 10 de diciembre, dejaron a los municipios a la intemperie. Pero también fue una celebración de la resiliencia comunitaria, de lo que puede hacerse cuando el Estado municipal no se esconde, sino que camina, escucha y transforma.
“El municipio no detuvo su marcha, pese al contexto adverso”, destacó Grasso, en un discurso donde agradeció al equipo de gestión, concejales, sindicatos, organizaciones barriales y a cada vecino presente.
Voces con nombre y apellido
Entre los relatos más conmovedores, estuvo el de Rocío Álvarez, quien accedió a una vivienda adaptada para su hijo con discapacidad:
“Estoy muy emocionada. Vivía con mi mamá, pero no estaba adaptado. No soy empleada municipal. Gracias de corazón al intendente y a María Grasso”.
También subió Gisela Marzala, referente del fútbol femenino:
“Los clubes femeninos estaban apagados y Pablo lo hizo realidad. Hoy jugamos el Torneo Nacional con tres equipos de Río Gallegos. Le pedimos al gobernador que se ponga a laburar con el intendente”.
Julieta Palacios contó que, gracias al Centro de Atención Primaria Peliche, le detectaron una trombosis a tiempo:
“Gracias a los médicos, estoy viva. Nos tratan a todos por igual”.
Leticia relató su experiencia como chofer del programa “Las Mujeres Conducen”, y agradeció el respaldo de la gestión y de la empresa CityBus por su política inclusiva.
Rocío Frías, emprendedora de Lavanda y Co., fue contundente:
“Todo lo que logré fue gracias a esta gestión. No conocí al intendente Pablo Grasso: conocí a Pablo, una persona con calidad humana”.
Fernando, de Laser King, contó cómo las ferias organizadas por el municipio les permitieron consolidar su negocio:
“Fui con un proyecto y se abrieron todas las puertas”.
Desde lo más cultural hasta lo más íntimo, los testimonios se multiplicaron: Freddy Garay, músico local, agradeció el apoyo a los hacedores culturales. Mónica Acuña valoró los talleres para niños en la Secretaría de Niñez. Viviana Barbería y Alfredo Metal pidieron por una Casa del Adulto Mayor. Gloria Gallardo, encargada del roperito del barrio Madres a la Lucha, destacó el acceso a salud en zonas postergadas.
“Hace 44 años me arrebataron a mi hijo”
Uno de los momentos más intensos de la jornada fue el testimonio de Maribel, vecina de Río Gallegos y madre de un niño desaparecido durante la última dictadura militar:
“Hace 44 años me arrebataron a mi hijo. A través de la Secretaría de Gobierno, me brindaron acompañamiento legal y psicológico. Me levantaron el alma y el espíritu. No estamos solas”.
También se expresó el pastor Segundo Gamín, referente de una comunidad religiosa que desarrolla tareas sociales:
“El municipio siempre estuvo. En tiempos duros, eso se agradece más”.
Una gestión con cuerpo y territorio
Este acto fue más que una exposición de obras y promesas. Fue una puesta en valor de la gestión municipal como escudo en tiempos de ajuste, cuando el Estado nacional retrocede y el provincial, en palabras de los presentes, “mira para otro lado”.
“No somos indiferentes. Somos una gestión que tiene nombre, calle y escucha”, repitió Grasso, cerrando entre aplausos.
Y si bien hubo críticas al abandono de Nación y Provincia, el foco estuvo puesto en lo que se hace, no en lo que falta. Porque como dijo una de las vecinas:
“Gracias por acordarte de los que no tenemos nada”.
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