La Alzheimer’s Association de EE. UU. otorgó fondos a dos proyectos del CIQUIBIC-UNC que buscan terapias innovadoras contra la enfermedad y estudian su desarrollo precoz en síndrome de Down.
En medio de un escenario nacional de recortes a la ciencia por parte del gobierno libertario de Javier Milei, dos grupos de investigación del CONICET acaban de obtener un reconocimiento y respaldo clave desde el exterior. La Alzheimer’s Association, una fundación sin fines de lucro de Estados Unidos que financia investigaciones sobre enfermedades neurodegenerativas, otorgó apoyo económico a dos proyectos del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC, CONICET-UNC).
La enfermedad de Alzheimer afecta a más de 30 millones de personas en el mundo, deteriorando de forma progresiva la memoria, el pensamiento y la conducta, hasta impedir las tareas más básicas. Sin cura conocida, la expectativa de vida tras la aparición de los síntomas ronda los ocho años.
Bloquear la cascada tóxica
La científica Anahí Bignante lidera uno de los proyectos beneficiados. Su equipo identificó la vía de señalización que desencadena efectos tóxicos en el cerebro tras la acumulación de beta amiloide (Aβ), una proteína que junto a la tau mal plegada es marca patológica del Alzheimer.
Ahora, prueban galeína, una droga que podría inhibir esa cascada y frenar el daño neuronal. “Si la droga resulta efectiva, el desafío será avanzar en ensayos clínicos que prueben seguridad y eficacia en humanos”, explicó Bignante.
Para la investigadora, el gran obstáculo sigue siendo el diagnóstico temprano: “La enfermedad se desarrolla durante años antes de que aparezcan los síntomas. Sin detectarla antes, las soluciones terapéuticas llegarán tarde”.
Síndrome de Down y neurodegeneración precoz
El segundo proyecto, encabezado por Lucas J. Sosa, busca entender por qué las personas con síndrome de Down desarrollan Alzheimer antes de los 40 años. Su hipótesis apunta a la sobreexpresión de la proteína APP, que dispararía la acumulación de tau fosforilada y el deterioro temprano de las neuronas.
En colaboración con la Universidad de Massachusetts, el equipo espera encontrar conexiones que sirvan para diseñar estrategias terapéuticas aplicables tanto en síndrome de Down como en Alzheimer esporádico.
Ciencia con proyección global
El financiamiento permitirá a ambos grupos profundizar líneas de investigación estratégicas y fortalecer vínculos internacionales en un área donde el país acumula trayectoria, pero enfrenta limitaciones presupuestarias.
“La enfermedad deshilacha el tejido de la memoria —resume Sosa—. Nuestro objetivo es que, con nuevos fármacos o diagnósticos precoces, esa trama no se pierda tan rápido”.
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