Con equipos de Puerto Santa Cruz, Gregores y Río Gallegos, la competencia fue un símbolo de integración, memoria activa y recreación saludable para los más grandes.
La postal no tiene épica deportiva, pero desborda humanidad: manos curtidas por los años lanzando fichas al sapo y al tejo con una precisión que solo da el tiempo. Risas, mates compartidos y una consigna común: "jugar para encontrarse". Así transcurrió este fin de semana el torneo recreativo de tejo y sapo, organizado por el gimnasio 17 de Octubre en el Centro de Jubilados El Amanecer, que reunió a casi 100 adultos mayores de distintos puntos de Santa Cruz.
Equipos de Puerto Santa Cruz, Gobernador Gregores y la capital provincial se dieron cita para participar de una competencia sin fines competitivos, donde lo que importó fue el encuentro. “Lo importante es ver a los compañeros felices. Hasta ahora, todo ha sido positivo”, dijo Juan Manuel Rodríguez, referente del gimnasio 17 de Octubre.
El torneo, que comenzó el viernes y culmina este lunes con la final de sapo, debió trasladarse al recinto cerrado de El Amanecer debido a las bajas temperaturas. “En el 17 jugamos a la intemperie, y así no se puede. Agradecemos mucho que nos prestaron este espacio”, comentó Mirta Sepúlveda, otra de las organizadoras.
Vínculos que se juegan
Lejos del estigma que suele asociarse con la tercera edad, el encuentro puso en valor la actividad física, la socialización y el sentido de pertenencia. Equipos como Jubilados Unidos, Marina, El Refugio, YCF y Ejército también dijeron presente, aunque el mal clima impidió la llegada de delegaciones de Caleta Olivia y Puerto San Julián.
“El trabajo es mucho, pero vale la pena. Nos apoyamos mutuamente y estamos felices por cómo salió todo”, señaló Sepúlveda, quien además anunció una novedad: una escuelita de tejo para chicos y adultos, que funcionará en el gimnasio 17 de Octubre cuando mejore el clima.
Los interesados pueden comunicarse al 2966-63-7171 o acercarse los martes, jueves y sábados. La propuesta es intergeneracional, y busca que el juego sea un puente entre niños y adultos.
Mucho más que un torneo
El evento no entregó copas ni medallas, pero sí dejó algo más valioso: una lección sobre cómo envejecer con dignidad, alegría y participación. “Las personas mayores necesitan estar activas, sentirse útiles y, sobre todo, queridas. Esto lo logramos entre todos”, concluyó Rodríguez.
Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música