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Lun, May

Local

Con recursos propios y sin esperar migajas de Nación o provincia, el intendente inauguró un corredor de 1.500 metros para ciclistas y peatones sobre la costanera. Señal clara en tiempos de motosierra.

Sábado al mediodía. La brisa patagónica arrastra el olor a salitre, pero también algo más: la sensación de que, al menos en este rincón austral, la política todavía puede pavimentar futuro. El intendente Pablo Grasso encabezó la inauguración de la primera etapa de la bicisenda de la costanera: 1.500 metros de traza ciclística, tres metros de ancho, construida con recursos propios y mano de obra del municipio.

La escena tuvo de todo: vecinos en bicicleta, concejales de otras localidades, funcionarios locales, banderas que flameaban más por convicción que por protocolo, y una señal política que nadie en la región pasó por alto.

“Decidimos no esperar más. La ciudad se transforma con las manos de su gente”, lanzó Grasso frente al micrófono, dejando claro que la obra —aunque humilde en escala— funciona como antídoto al parate generalizado de la obra pública que impuso el gobierno de Javier Milei. Mientras en Buenos Aires se recortan hospitales, rutas y universidades, en Río Gallegos se construyen bicisendas. Con pala, cemento y decisión política.

La obra es parte de un plan más amplio para convertir la costanera en un corredor multifuncional: recreación, transporte ecológico y encuentro social. “Queremos una ciudad que se camine, que se pedalee, que se viva”, explicó Natalia Quiroz, secretaria de Construcciones y Ordenamiento Territorial, visiblemente emocionada. “No es solo una ciclovía: es un cambio de lógica urbana”.

El trazado se ubica sobre uno de los sectores más emblemáticos de la costanera local, un espacio que históricamente estuvo abandonado o subutilizado. Con esta intervención, el municipio busca no solo embellecer la zona, sino también devolverle su rol como espacio de convivencia.

Mateo Brunetti, concejal de Puerto Deseado, elogió la iniciativa y fue al hueso: “Cuando Nación se borra, los intendentes tienen que estar más presentes que nunca. Esta obra es gestión real, no verso de redes sociales”.

En simultáneo, se activó un recorrido simbólico con ciclistas locales y bicicletas del sistema público administrado por la Secretaría de Turismo. Además, se anunció que las próximas etapas del proyecto incluirán nuevas estaciones, señalética urbana e iluminación sustentable.

En tiempos de ajuste, la bicisenda funciona como mensaje y como hecho concreto. No alcanza para resolver la crisis, pero muestra que otro modo de gobernar es posible. A veces, basta con subirse a una bici y pedalear hacia adelante.

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