Cristina Fernández de Kirchner fue proclamada oficialmente presidenta del Partido Justicialista (PJ) nacional luego de que la junta electoral partidaria confirmara su lista como la única en competencia.
Sin embargo, esta decisión generó malestar en algunos sectores del peronismo, incluso entre aquellos que se mantenían neutrales en la interna, como el gobernador bonaerense Axel Kicillof. La noticia ha dejado en evidencia divisiones y reacomodamientos dentro del PJ, especialmente en provincias con mandatarios de afinidad "dialoguista" con el presidente Javier Milei.
La disputa de fondo y el descontento en el PJ
La proclamación de Cristina fue respaldada por una resolución de la junta electoral, que excluyó al gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, por presuntas inconsistencias en su lista. Esta decisión no cayó bien en varios sectores, incluido el entorno de Kicillof, quien apeló a resolver las internas "entre compañeros". Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas y aliado de Kicillof, firmó la resolución que inhabilitó a Quintela tras advertirle al gobernador sobre las irregularidades detectadas. Esta exclusión también se vio afectada por el intento de negociar con la Casa Rosada una deuda de Nación con La Rioja, un movimiento que Quintela admitió como un “error” que deslegitimó su reclamo.
Estrategia del kirchnerismo en provincias clave
Mientras el PJ nacional se organiza bajo el liderazgo de Cristina, desde el kirchnerismo se activaron las denominadas mesas "Cristina Presidenta" en varias provincias. Estas mesas apuntan a reforzar la campaña en territorios clave como el conurbano bonaerense y provincias gobernadas por peronistas cercanos a Milei, como Salta, Tucumán y Córdoba. En estos distritos, donde los mandatarios mantienen un perfil dialoguista, las mesas buscan consolidar el ala cristinista y ganar terreno ante la influencia de figuras como el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y el de Tucumán, Osvaldo Jaldo.
Conflictos y maniobras internas en Salta y Tucumán
Las mesas "Cristina Presidenta" en Salta y Tucumán buscan desafiar a los gobernadores locales, quienes han tomado posturas de cercanía con el presidente Milei, alejándose de la línea central del PJ. En Salta, el partido es liderado por Esteban "Tuti" Amat, presidente de la Cámara de Diputados y aliado de Sáenz. Sectores cristinistas presionan por la intervención del partido provincial, buscando desplazar a dirigentes que consideran “desleales” al PJ de Cristina.
En Tucumán, la disputa de poder es compleja: el exgobernador y actual senador Juan Manzur mantiene el control oficial del PJ, aunque el actual gobernador, Jaldo, lidera la facción dominante. Con un acto multitudinario el 17 de octubre, Jaldo intentó "blindar" su territorio y demostrar fuerza, distanciándose de la dirección nacional del PJ.
Expulsión de legisladores y fortalecimiento de alianzas
El kirchnerismo también impulsa una medida drástica en su disputa con las facciones dialoguistas: la expulsión de diputados que, aunque electos por Unión por la Patria o el Frente de Todos, se han alineado con Milei en votaciones importantes. Esta iniciativa busca purgar al PJ de figuras que apoyan a La Libertad Avanza y dar mayor coherencia ideológica al partido bajo el liderazgo de Cristina.
La asunción de Cristina como presidenta del PJ genera expectativas sobre el futuro del partido y sus estrategias a nivel nacional y provincial. Con un liderazgo consolidado en el partido, la expresidenta apuesta a fortalecer su corriente frente a un peronismo cada vez más fragmentado, en busca de una cohesión que le permita enfrentar el avance de Milei y construir una propuesta sólida hacia 2027.
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