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Mié, Oct

Economía

El precio de la carne vacuna al consumidor promedió $7.445 por kilo en julio de este año, lo que representa una disminución del 16% en términos reales en comparación con finales de 2023. Según un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea, esta baja en los precios ayudó a mitigar la inflación en lo que va del año.

La reducción en el costo de la carne vacuna contribuyó a una disminución en la inflación, ya que este producto es una parte significativa de la canasta básica utilizada para calcular los índices de precios. El estudio elaborado por Franco Artusso estimó que la participación de la carne vacuna en la inflación pasó de aportar 2,2 puntos porcentuales en diciembre de 2023 a solo 0,11 puntos en julio de 2024, gracias a la caída en los precios.

¿Cuánto cayó el consumo de carne vacuna?

El consumo aparente de carne vacuna, calculado como la producción menos las exportaciones, se desplomó un 20% interanual durante el primer semestre del año. Este descenso se debe principalmente a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores y a la desaceleración de la actividad económica, lo que ha obligado a muchas familias a ajustar su gasto en alimentos.

En este contexto, el consumo de carne vacuna alcanzó niveles históricamente bajos, reflejando la dura realidad económica que enfrentan los hogares argentinos. A pesar de la disminución en los precios, el valor actual de la carne sigue siendo elevado en comparación con el promedio histórico entre 2007 y 2023.

Para estirar el presupuesto, muchas familias han optado por alternativas más económicas como el pollo y el cerdo, ya que la carne vacuna continúa siendo costosa en términos relativos.

Carne vacuna: ¿De qué depende que se mantengan los precios?

Mirando hacia el futuro, surgen dos grandes preguntas: ¿Seguirá bajando el precio de la carne vacuna, ayudando a desacelerar la inflación, o comenzará a subir de nuevo?

La respuesta dependerá de varios factores, incluyendo cómo evolucione la economía y el comportamiento del mercado en cuanto a oferta y demanda. Por un lado, la caída en la producción de carne durante los primeros siete meses del año, junto con un aumento en el valor del ganado destinado al mercado interno, sugiere posibles presiones al alza en los precios.

Además, la reducción de aranceles para los productos cárnicos podría incrementar los precios de exportación, lo que ejercerá una presión adicional sobre los costos en el mercado local. Estos factores podrían provocar un ajuste en los precios de la carne vacuna en los próximos meses, volviendo a poner el tema en el centro del debate económico.

En definitiva, aunque la baja en los precios ha brindado un respiro en términos de inflación, las decisiones económicas recientes han afectado profundamente tanto a la clase media como a la baja. Muchas familias continúan enfrentando dificultades para acceder a la carne vacuna, un alimento tradicional en la mesa argentina, debido al elevado costo y a la pérdida de poder adquisitivo.

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