Con el reciente dato de inflación de agosto, que llegó al 4,2%, los analistas ya están enfocando sus proyecciones en septiembre. Lo cierto es que en todo el ámbito del país estos datos parecen no reflejar la realidad de las familias que se sienten cada día más pobres.
El aumento del mes pasado generó preocupación tanto en el mercado como en el Gobierno. Aunque algunos especialistas esperan que este mes presente condiciones que podrían llevar a una disminución significativa en la inflación, posiblemente por debajo del 3,5%, la realidad para muchas personas sigue siendo difícil.
Según JP Morgan, la reducción del Impuesto PAIS de 17,5% a 7,5% podría contribuir a una baja puntual en la inflación de entre 0,6% y 0,7%. Esta estimación coincide con las proyecciones de economistas locales como Fernando Marull, quienes también anticipan una desaceleración en el aumento de precios. Basándose en estas expectativas, JP Morgan calcula que la inflación de septiembre podría rondar el 3,4%. De manera similar, la consultora EcoGo, dirigida por Marina Dal Poggetto, proyecta un índice cercano, argumentando que factores como la desaceleración en los precios de los alimentos, la reducción del Impuesto PAIS, la estabilidad del dólar y un entorno económico recesivo contribuirán a esta baja. En agosto, EcoGo había pronosticado una inflación superior al 4%, acercándose al dato real.
Sin embargo, a pesar de estas proyecciones optimistas, las decisiones económicas recientes han golpeado profundamente a las clases media y baja. El aumento constante de precios en bienes esenciales y servicios básicos ha erosionado el poder adquisitivo de muchas familias, que enfrentan dificultades para llegar a fin de mes. Aunque se espera una baja en la inflación, la incertidumbre y la preocupación persisten en gran parte de la población.
Otras perspectivas
Econviews, liderada por Miguel Kiguel, también anticipa una relativa estabilidad en los precios para septiembre, impulsada por la reducción del Impuesto PAIS en bienes transables. No obstante, advierten que en los próximos meses la inflación podría volver a subir, potencialmente afectada por la eliminación del control cambiario. Esto podría agravar aún más la situación para los sectores más vulnerables, que ya sienten el impacto de las políticas económicas actuales.
En agosto, tanto el aumento del índice general como la inflación núcleo, que alcanzó el 4,1%, generaron preocupación. Aunque hay estimaciones que brindan cierto alivio, existe escepticismo sobre si esta tendencia a la baja será sostenible, especialmente considerando que la reducción impositiva tiene un efecto puntual y no aborda problemas estructurales.
La consultora Equilibra prevé una caída significativa en la inflación de septiembre, estimando un nivel cercano al 3,2%. Su proyección se basa en datos iniciales que muestran una reducción en los precios de productos como automóviles y electrónicos, resultado directo de la disminución del impuesto a las importaciones. Sin embargo, estas reducciones no siempre se reflejan en el costo de vida diario de la mayoría de las personas, que continúan enfrentando precios elevados en alimentos y servicios esenciales.
Mientras algunos indicadores apuntan a una posible disminución en la inflación de septiembre, las clases media y baja siguen afrontando serios problemas económicos. Las políticas implementadas hasta ahora no han logrado aliviar el impacto en estos sectores, y muchos se preguntan cuánto tiempo más podrán resistir ante un panorama económico que los golpea a diario.
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