En nuestro país, la mayoría de las personas siente a diario que la inflación es muchisimo más grave que lo que dicen los números oficiales del INDEC. Aunque este organismo informa que los precios suben, muchos argentinos notan que su plata rinde cada vez menos.
Esto genera una gran desconexión entre lo que se informa y lo que realmente vivimos día a día. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué las cuentas de la casa, el supermercado y los servicios parecen estar siempre por las nubes?
¿Cómo mide la inflación el INDEC?
La inflación es el aumento de los precios de los productos y servicios que compramos. El INDEC se encarga de medir cuánto suben esos precios cada mes a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Para hacerlo, se utiliza una "canasta" de bienes y servicios que representa lo que compran las familias en Argentina: alimentos, transporte, alquiler, facturas de luz, gas, ropa, entre otros.
El problema es que esta canasta está basada en los hábitos de consumo de hace casi 20 años, con datos de 2004-2005. Esto significa que no refleja cómo gastamos nuestra plata hoy en día, donde, por ejemplo, los servicios de internet, la telefonía móvil o los alquileres tienen un peso mucho más importante en nuestros gastos.
¿Por qué sentimos que la inflación es peor?
Una de las razones por las que sentimos que los precios están por las nubes es que los productos y servicios que más suben, como el alquiler, los servicios públicos (luz, gas, agua) y la educación, tienen menos peso en la canasta del INDEC. Por ejemplo, aunque el precio de la vivienda y las facturas subieron un 173% entre diciembre de 2022 y agosto de 2023, su peso en la medición del IPC es bajo, apenas un 10.46%. En cambio, los alimentos, que subieron menos en ese período, tienen un peso mucho mayor en el índice.
Esto hace que la inflación que mide el INDEC sea más baja de lo que la mayoría de nosotros sentimos en el día a día. Además, el INDEC mide las tarifas sin considerar los subsidios, por lo que lo que realmente pagamos de luz o gas a veces no coincide con lo que aparece en los informes.
La canasta está desactualizada
El INDEC sabe que la forma en la que mide la inflación no es perfecta. Por eso, ya está trabajando para actualizar la canasta de consumo, basándola en datos más recientes de 2017-2018. Esto permitirá que rubros como el alquiler, los servicios públicos y el transporte tengan un peso más real en el cálculo de la inflación. También se reducirá el peso de los alimentos, que hoy es muy alto en la medición, aunque mucha gente ya no gasta tanto en ellos como hace años.
El impacto en los salarios
Otro problema es que los salarios no están subiendo al mismo ritmo que los precios. Entre diciembre de 2022 y junio de 2023, la inflación fue del 125.5%, pero los salarios subieron en promedio solo un 100%. Esto significa que, aunque nuestros sueldos aumenten, en realidad cada vez podemos comprar menos cosas. Esto afecta especialmente a los empleados públicos y los trabajadores informales, cuyos salarios crecieron solo un 82%, mucho menos que la inflación.
Mucha gente está recurriendo al endeudamiento para poder pagar sus gastos diarios, ya que sus ingresos no alcanzan para cubrir el costo de vida.
La verdad
La diferencia entre la inflación oficial del INDEC y lo que sentimos en nuestros bolsillos se debe a que la canasta que utiliza para medir los precios está desactualizada y no refleja cómo gastamos nuestro dinero hoy en día. Además, los productos y servicios que más suben, como los alquileres y las facturas, tienen un peso menor en el cálculo de la inflación, lo que distorsiona el índice.
Solo si se actualiza la canasta los datos van a reflejar la realidad. Pero también es necesario que los salarios puedan seguir el ritmo de los aumentos de precios, de esta manera las familias argentinas no perderan el poder adquisitivo y eso es solo el principio ya que en los últimos años solo se habla de recomposicion salarial y no mejora.
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