Entre tuits nocturnos y cortinas de humo, Claudio Vidal no logra explicar el aumento de $46 mil millones en medicamentos ni frenar las protestas de docentes y médicos.
Santa Cruz está atravesando un momento de inestabilidad política e institucional que no se explica solo con números ni con tuits nocturnos. La figura del gobernador Claudio Vidal aparece en el centro de tres escenas paralelas: el freno judicial a su intento de ampliar el Tribunal Superior, las compras descomunales a la droguería Suizo Argentina, y la decisión de marginar a Río Gallegos de la FIT 2025.
¿Se trata de episodios aislados o de las piezas de un mismo rompecabezas?
¿Blindaje judicial o reforma legítima?
El gobernador acusó un “golpe judicial” cuando el juez Marcelo Bersanelli dictó una cautelar que congeló el tratamiento de las ternas para ampliar el TSJ de 5 a 9 miembros.
Preguntas inevitables:
¿La reforma era un intento de mejorar la Justicia o de colonizarla con nombres afines?
¿Por qué tanto apuro por sumar vocales cuando el sistema sanitario y educativo atraviesan emergencias cotidianas?
¿Puede un fallo judicial ser llamado “golpe” o es apenas un límite institucional al poder?
La respuesta incómoda: la figura del “golpe judicial” suena más a excusa que a diagnóstico. Lo que se frenó no fue la democracia, sino un movimiento político que parecía más pensado para proteger al gobernador de futuras denuncias que para mejorar la justicia santacruceña.
La montaña de remedios invisibles
Los números son contundentes: \$6.000 millones en 2023, \$20.000 millones en 2024, \$26.000 millones en los primeros ocho meses de 2025. En total, \$46.000 millones en medicamentos en apenas dos años de gestión Vidal. Casi todo con un único proveedor: Suizo Argentina, empresa bajo sospecha en la mayor causa de corrupción del presente.
Preguntas necesarias:
¿Cómo se explica que una provincia con menos de 400 mil habitantes gaste cifras comparables a Buenos Aires, con 17 millones de habitantes?
¿Dónde están los medicamentos, si los afiliados denuncian faltantes y recortes en el vademécum?
¿Qué lógica sanitaria justifica semejante escalada?
La respuesta incómoda: la exclusión de la capital habla más de un gobernador que no deja de vengarse de su población que no lo acompaño con el voto en las elecciones ya que desde el inicio de su gestión no dejo de perjudicar a la capital santacruceña.
El enemigo elegido: Río Gallegos
Cuando la crisis aprieta, se busca desviar la atención. La expulsión de Río Gallegos del stand de Santa Cruz en la FIT 2025 se explica más por la necesidad de crear una cortina de humo que por un conflicto turístico real.
Preguntas obvias:
¿Qué gana la provincia dejando a su capital fuera de la principal feria de turismo del país?
¿No es este un acto de castigo político antes que una decisión de gestión?
La respuesta incómoda: la exclusión de la capital habla más de un gobernador que necesita enemigos que de un dirigente preocupado por el desarrollo turístico de la provincia.
La calle como último juez
Mientras tanto, la calle habla. Trabajadores de salud, educación y estatales multiplican protestas en toda la provincia. Salarios atrasados, hospitales sin insumos, escuelas que se caen a pedazos.
Preguntas que retumban:
¿De qué sirve gastar miles de millones en una droguería si no hay medicamentos en los hospitales?
¿Qué sentido tiene hablar de “golpe judicial” cuando lo que siente la sociedad es un vacío de gestión?
La respuesta incómoda: el poder real en Santa Cruz ya no está en la Casa de Gobierno ni en los tuits del gobernador. Está en las calles, donde se expresa el malestar social que ningún blindaje judicial puede callar.
¿qué queda de un gobernador sin gestión?
Claudio Vidal parece atrapado en un círculo vicioso: busca blindaje judicial, gasta fortunas sin mejorar servicios, inventa enemigos internos y se encierra en trasnoches tuiteros.
La pregunta final es la más dura:
¿Puede un gobernador seguir al frente de una provincia cuando ya no gobierna sino que apenas resiste?
La respuesta, en todo caso, la darán los propios santacruceños. Pero una cosa es clara: los trasnoches en X no curan hospitales, no pagan salarios y no enseñan en las aulas.
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