Un video oculto expuso al ministro de Javier Milei negociando con Tim Ballard, acusado de abuso sexual por cinco mujeres. El escándalo ya sacude a la Rosada.
Lo que en cualquier país serio costaría un cargo y una investigación judicial, en la Argentina libertaria solo genera silencio oficial. El ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona quedó expuesto en un video grabado con cámara oculta ofreciendo magistrados, legisladores y “acceso a medios” a Tim Ballard, exagente de seguridad nacional de EE.UU., acusado por al menos cinco mujeres de abuso sexual en el marco de su rol encubierto en operativos contra la trata.
Ballard, quien inspiró la película “Sound of Freedom”, es una figura celebrada en ciertos sectores de la ultraderecha global, pero con un historial oscuro y denuncias por usar su posición para manipular emocional y sexualmente a mujeres bajo pretextos “profesionales”.
Según reveló el canal C5N, el encuentro se dio en un departamento privado de Nueva York. Y ahí, sin titubeos, Cúneo Libarona le ofreció el aparato estatal como si fuese un buffet de servicios personales: jueces, medios, legisladores. Todo para “revertir el malentendido” que Ballard —según el ministro— sufrió en nuestro país.
"Te consigo medios y jueces", le dice un ministro argentino a un denunciado por abuso sexual. ¿Qué más hace falta para que haya consecuencias?
El funcionario no sólo se jacta de su poder de lobby, sino que se muestra dispuesto a enviarle a Ballard un proyecto de ley que él mismo redactó inspirado en la película del exespía. “Lo escribí el fin de semana siguiente a ver tu película”, confiesa, como si la emoción de un guión bastara para legislar.
La situación es tan grotesca como peligrosa: un ministro de Justicia que redacta figuras penales al calor de una ficción cinematográfica y se las somete a revisión a un activista extranjero acusado de delitos graves.
¿Quién gobierna la justicia argentina? ¿El Congreso, los jueces o los influencers de extrema derecha internacional?
Las palabras de Cúneo Libarona no fueron dichas en privado por un funcionario desbordado. Fueron parte de una reunión premeditada, registrada por Ballard y su entorno, que confiaban en obtener apoyo político y judicial para su “agenda moralizante”.
El funcionario libertario parece no haber leído los expedientes que pesan sobre su interlocutor: cinco denuncias por abuso sexual, presentadas en Estados Unidos, relacionadas con manipulaciones durante operativos encubiertos. Ballard, según la prensa norteamericana, simulaba vínculos afectivos y sexuales con compañeras de trabajo bajo la excusa de "ganarse la confianza" de los explotadores.
Cúneo Libarona no solo ignora esto. Lo minimiza. Y le ofrece recursos del Estado argentino como si se tratara de una productora privada.
Desde la filtración del video, el ministro no emitió declaraciones. El gobierno de Javier Milei, caracterizado por su supuesta lucha contra la “casta”, tampoco. Ninguna renuncia, ningún pedido de explicaciones en el Congreso, ninguna investigación administrativa.
¿La vara moral libertaria sólo aplica para estatales que cobran subsidios, docentes o jubilados?
Mientras el Ministerio de Justicia se convierte en gestor de imagen de personajes turbios, la Oficina Anticorrupción fue vaciada, el INADI eliminado y los derechos humanos se recortan con decretos.
El mensaje es brutal: si sos rico, extranjero, ultraconservador y con buenas conexiones, el Estado argentino te ofrece blindaje, lobby y legislación a medida. Pero si sos pobre y argentino, el mismo Estado te reprime, te recorta y te culpa de tu pobreza.
Una justicia a la carta, diseñada para los amigos de la causa. O peor aún: de la causa ajena.
Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música