fbpx
22
Dom, Jun

Interés General

El presidente Javier Milei presentó denuncias por injurias y calumnias contra Ari Lijalad, Carlos Pagni y Viviana Canosa, provocando un fuerte repudio de sindicatos, legisladores y organizaciones que denuncian una escalada autoritaria contra la libertad de prensa en Argentina.

En una embestida que profundiza su enfrentamiento con los medios, el presidente Javier Milei denunció penalmente al periodista Ari Lijalad por “calumnias o falsa imputación” e “injurias”. La acción judicial también alcanza a Carlos Pagni y Viviana Canosa. Para muchos, se trata de un nuevo intento del mandatario de disciplinar al periodismo mediante la intimidación legal.

Lijalad, referente de El Destape, fue demandado por una nota titulada “Milei, entre el odio a la información y el discurso nazi”, donde criticaba la narrativa presidencial y advertía sobre el peligro del discurso de odio. “Otro paso en su cruzada por negar la existencia de información veraz, chequeada y profesional”, escribió.

En paralelo, Milei acusó a Pagni de inducir “una comparación insidiosa” con Adolf Hitler tras un análisis histórico en su programa Odisea Argentina. A Canosa la denunció por haberlo calificado como “déspota” y “autoritario”. Los jueces Rafecas y Ramos quedaron a cargo de las respectivas causas.

Desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), su titular Agustín Lecchi repudió “la persecución judicial y política a periodistas críticos”, y recordó que los ataques del gobierno ya acumulan episodios de represión, listas negras y agresiones en la vía pública.

El caso más reciente: el reportero gráfico Pablo Grillo, herido con un gas lacrimógeno en la marcha de jubilados de marzo. También se suman la internación preventiva de Roberto Navarro tras un ataque callejero y el hostigamiento a Antonio Becerra por parte del asesor presidencial Santiago Caputo.

La estrategia de Milei sigue una línea que desde el inicio de su gestión combina discursos estigmatizantes con acciones judiciales y represivas, apuntando especialmente contra el periodismo que expone sus contradicciones. En su entorno se jactan de “no odiar lo suficiente” a los periodistas. La frase, cada vez más, parece convertirse en doctrina de gobierno.

Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música