En una reunión que marca un nuevo capítulo de cooperación austral, autoridades de Punta Arenas visitaron Río Gallegos para fortalecer la integración regional, con foco en turismo, salud y gestiones conjuntas para facilitar el cruce fronterizo.
La Patagonia se piensa en conjunto o no se piensa. Bajo esa premisa, Río Gallegos y Punta Arenas vuelven a tender puentes para consolidar una alianza estratégica que, más allá de los protocolos, busca facilitar la vida cotidiana de quienes habitan a ambos lados del límite. Este miércoles, autoridades de la ciudad chilena visitaron la capital santacruceña, en el marco del acuerdo de integración firmado en 2024 entre ambas localidades.
La comitiva trasandina fue encabezada por el alcalde Claudio Radonich y acompañada por tres concejales: Alicia Stipicic, Miguel Contreras y Marcela Leichtle, quienes mantuvieron reuniones con el intendente Pablo Grasso, parte del gabinete local y ediles del Concejo Deliberante.
“Fue una visita muy bonita. Es clave para establecer lazos y trabajar en conjunto. Queremos agilizar los trámites fronterizos y fomentar el turismo regional”, sostuvo Stipicic, presidenta de la Comisión de Finanzas del Concejo Municipal de Punta Arenas, quien no se olvidó de invitar a los galleguenses al Carnaval de Invierno, que incluye el famoso chapuzón en el Estrecho de Magallanes.
La agenda del encuentro incluyó áreas clave: turismo, salud, emprendimientos y gestión de pasos fronterizos, una demanda histórica de ambos pueblos, que enfrentan colas interminables durante la temporada alta o complicaciones administrativas que entorpecen el tránsito cotidiano de trabajadores, comerciantes y familias enteras.
“Nos dimos cuenta que acá hacen muchas cosas con recursos propios, y eso motiva. Queremos aprender de la experiencia de gestión de Río Gallegos”, expresó Miguel Contreras, presidente de la Comisión de Turismo y Patrimonio, quien propuso intercambios técnicos y culturales para potenciar los atractivos binacionales.
Marcela Leichtle, al frente de la Comisión de Salud, resaltó la importancia de compartir experiencias sanitarias y buscar soluciones conjuntas a los cuellos de botella del sistema de pasos fronterizos. “Hablamos con funcionarios de salud. Sabemos que hay margen para acelerar el cruce en temporada alta y vamos a trabajar con las entidades que correspondan para lograrlo”, apuntó.
Un acuerdo que busca bajar al territorio
La visita es la continuidad concreta del acuerdo de integración firmado el año pasado entre ambas ciudades, que apunta a construir una agenda común de desarrollo regional, basada en la historia compartida, la cultura austral y la necesidad de pensar la frontera no como límite, sino como bisagra.
El intendente Pablo Grasso —quien viene impulsando una política de internacionalización de Río Gallegos con foco en la Patagonia trinacional— destacó la importancia de que los acuerdos “sean útiles, visibles y tangibles para los vecinos”. No hubo declaraciones públicas formales, pero fuentes del Ejecutivo indicaron que la recepción fue “muy positiva” y que ya se proyectan reuniones técnicas bilaterales periódicas.
En un contexto geopolítico donde los centros suelen olvidarse del sur profundo, este tipo de articulaciones no solo ganan valor simbólico, sino que se tornan herramientas concretas de gestión descentralizada. Mientras los gobiernos centrales recortan o desfinancian —como ocurre con el actual Ejecutivo nacional argentino—, los territorios buscan hacerse cargo de sus propias soluciones.
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