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Dom, Nov

Ciencia y Tecnología

El objeto alcanzó su punto más cercano al Sol con una actividad sin precedentes. Emite luz azul y podría estar compuesto por hielos volátiles únicos.

El 1 de julio de 2025, astrónomos del sistema ATLAS detectaron un objeto inusual cruzando el cielo austral. No se trataba de un cometa común: su órbita no cerraba. Venía de fuera del sistema solar. Lo bautizaron 3I/ATLAS, el tercer cometa interestelar jamás registrado en la historia de la humanidad.

Desde entonces, su evolución ha desconcertado a la comunidad científica. En su paso más cercano al Sol —perihelio alcanzado a fines de octubre— el cometa aumentó su brillo de manera súbita y radical, alcanzando una magnitud V extrapolada de ∼9, una anomalía sin precedentes en este tipo de objetos. Pero no solo eso: adquirió un color azul intenso, en contraste con el rojo habitual de los cometas ricos en polvo.

Un origen fuera de este mundo

3I/ATLAS es, técnicamente, un "intruso cósmico". Su trayectoria hiperbólica indica que no está gravitacionalmente ligado al Sol, y por tanto, proviene de otro sistema estelar. Esto lo convierte en el tercer cometa interestelar jamás confirmado, luego del famoso ‘Oumuamua (1I) en 2017 y 2I/Borisov en 2019.

Según cálculos orbitales publicados por la NASA, su velocidad de entrada supera los 60 km por segundo, lo cual refuerza la hipótesis de un origen interestelar.

¿Por qué brilla de forma tan extrema?

El comportamiento del cometa sorprendió a todos. En vez de aumentar su brillo gradualmente —como hacen la mayoría de los cometas a medida que se acercan al Sol—, 3I/ATLAS mostró una explosión súbita de luminosidad.

Un artículo publicado en el servidor científico arXiv propone varias explicaciones:

Emisión masiva de gases, posiblemente CO o CO₂, activada por el calor solar.

Composición química distinta, rica en hielos volátiles y elementos metálicos poco comunes.

Un chorro (jet) de gas y polvo que se orientó directamente hacia el Sol, detectado por sondas como SOHO, STEREO-A y GOES-19.

El color azul observado indica una fuerte emisión de carbono ionizado o monóxido de carbono, moléculas que emiten luz azul al ser excitadas por la radiación solar.

¿Qué sigue ahora?

Mientras se aleja del Sol, 3I/ATLAS podrá ser observado nuevamente por telescopios terrestres. Su comportamiento post-perihelio será clave para comprender mejor su estructura y composición. Investigadores del James Webb Space Telescope ya están programando observaciones espectroscópicas que podrían ofrecer respuestas más precisas.

Pero, por ahora, este visitante foráneo se lleva consigo el misterio de su repentina transformación lumínica, dejando a la ciencia con más preguntas que certezas.

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