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Lun, Sep

Ciencia y Tecnología

Casi 55 años después del histórico aterrizaje del Apolo 11, los científicos han encontrado evidencia de un extenso sistema de cuevas cerca del lugar donde Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaron la luna por primera vez.

Utilizando imágenes de radar tomadas por la nave espacial Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA en 2010, los investigadores han identificado enormes pozos que podrían ser "traboyas" de grandes cuevas y túneles bajo la superficie lunar.

Estos hallazgos son prometedores para los futuros astronautas que planean establecerse en la luna, ya que estas cuevas podrían ofrecer refugio para una base lunar. El acceso a estas cuevas se encuentra en el pozo Mare Tranquillitatis, una gran cuenca compuesta principalmente de basalto, donde aterrizó el Apolo 11 el 20 de julio de 1969.

Aunque Mare Tranquillitatis no es el lugar ideal para establecer una base permanente debido a la falta de hielo y agua en el ecuador lunar, la existencia de esta cueva sugiere que podrían haber otras en zonas más adecuadas. El hielo, probablemente presente en los polos lunares, proporciona el agua necesaria para beber, fabricar oxígeno y producir combustible de cohetes, haciendo a los polos una opción preferida para el asentamiento humano.

La abertura, conocida como el pozo Mare Tranquillitatis, es una de las aproximadamente 200 aberturas conocidas en la superficie lunar. Fue fotografiado por primera vez en 2010 y se sospechaba que era la entrada a un sistema de cuevas o túneles, pero no se había confirmado hasta ahora.

Según un artículo publicado en Nature Astronomy por Leonardo Carrer, de la Universidad de Trento, Italia, y sus colegas, se ha confirmado que este pozo conduce a una cueva subterránea y posiblemente a un sistema más grande de túneles. El pozo Mare Tranquillitatis tiene unos 100 metros de ancho, con paredes empinadas que se extienden entre 130 y 170 metros, lo que lo convierte en el pozo lunar más profundo conocido.

Mediante el reanálisis de los datos de radar y el uso de simulaciones por ordenador, los científicos determinaron que una parte del radar reflejado provenía de un conducto de cueva subterránea de al menos decenas de metros de largo. Esto sugiere que el pozo Mare Tranquillitatis efectivamente lleva a una cueva accesible bajo la superficie lunar.

Este descubrimiento es sumamente emocionante, ya que un sistema de cuevas podría proporcionar refugio natural contra los rayos cósmicos dañinos y una temperatura estable, regulando así las extremas fluctuaciones de temperatura en la superficie lunar. Durante el día lunar, las temperaturas pueden alcanzar los 121 °C y descender a -133 °C después del anochecer. Una cueva podría mantener una temperatura más constante, facilitando la construcción de refugios dentro de ella.

Además, las cuevas podrían ofrecer protección contra pequeños asteroides que frecuentemente impactan la luna debido a su falta de atmósfera. Sin embargo, para aprovechar estas cuevas, los futuros exploradores deberán encontrar maneras seguras de descender y ascender por las paredes del pozo, que superan los 100 metros de altura. La menor gravedad lunar podría hacer este problema menos severo que en la Tierra.

El sistema subterráneo descubierto podría tener entre 30 y 80 metros de largo y alrededor de 45 metros de ancho, suficiente para albergar varias "casas lunares". Además, el piso parece lo suficientemente plano para construir sin mayores preparativos.

Es probable que estas cuevas sean antiguos tubos de lava formados cuando la luna era volcánicamente activa hace millones de años. La lava en movimiento podría haber desarrollado una corteza dura, creando un techo sobre la corriente de lava. Una vez que la lava dejó de fluir, quedó un espacio vacío.

El descubrimiento de estructuras similares cerca de los polos lunares sería ideal, ofreciendo refugio y acceso al hielo de agua en los cráteres sombreados. Esto facilitaría considerablemente la colonización lunar, reduciendo costos y desafíos. La capacidad de ver estos refugios naturales desde el espacio permitirá planificar misiones futuras más eficientemente. Es posible que los astronautas del futuro vivan en cuevas volcánicas en la luna.

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