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Mar, Abr

Ciencia y Tecnología

La sonda espacial Juno de la NASA que partió de la Tierra en año 2011 y entró en órbita al planeta Júpiter en julio de 2016. Desde entonces, gira en torno a él, sobrevolándolo a corta distancia periódicamente. Su misión también incluye efectuar sobrevuelos a algunas de las lunas en torno al planeta.

La Juno obtiene energía para sus sistemas de a bordo de paneles solares, todo un reto debido a que su distancia al Sol es cinco veces mayor que la que separa a este de la Tierra.

Pero mayor aún es el reto de soportar la alta radiación reinante cerca de Júpiter. Ese entorno es uno de los de mayor radiación de todo el sistema solar y tremendamente mortal para el ser humano. Para proteger a los sistemas de la nave más vulnerables, se optó por resguardarlos dentro de una especie de coraza. Esto permite interceptar buena parte de la radiación. Pero el riesgo no es cero, como demuestra una pequeña odisea que ha vivido recientemente la Juno.

La Juno pasó muy cerca de Júpiter el 14 de diciembre. Ese fue su sobrevuelo número 47. Posteriormente, mientras la nave enviaba, desde su ordenador de a bordo, sus datos científicos al centro de control de la misión en la Tierra, el enlace de envío de datos se interrumpió inesperadamente.

Era imposible acceder directamente a la memoria donde la nave había almacenado los datos científicos recogidos durante el sobrevuelo.

Todo apuntaba a que la Juno había sufrido un pico de radiación al volar a través de un sector particularmente peligroso de la magnetosfera de Júpiter.

El personal del centro de control de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, y sus colaboradores, consiguieron reiniciar con éxito el ordenador de la nave y, el 17 de diciembre, pusieron la Juno en modo seguro, un estado de precaución en el que solo funcionan los sistemas esenciales.

A partir del 22 de diciembre, las operaciones para recuperar los datos recolectados durante el sobrevuelo comenzaron a dar resultados positivos, y el equipo reanudó la descarga de los datos científicos.

No hay indicios de que los datos científicos recolectados durante el máximo acercamiento a Júpiter, o durante el sobrevuelo de la nave espacial a Io, una luna de Júpiter situada en una zona también peligrosa por su radiación, se hayan visto corrompido.

Se espera que el resto de los datos científicos recogidos durante el sobrevuelo se envíen a la Tierra en los próximos días, momento en el que se verificará su estado.

Se espera que la nave salga del modo seguro dentro de aproximadamente una semana.

El próximo sobrevuelo de Juno a Júpiter tendrá lugar el 22 de enero de 2023.

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