Trump escribió elogios en su red Truth Social, mientras Caputo celebra que el Banco Mundial aceleraría USD 4.000 millones. ¿El costo futuro será demasiado alto?
En medio de una crisis cambiaria que ha llevado al Banco Central a desprenderse de más de USD 1.100 millones en tres días, el presidente Javier Milei viajó a Washington con un objetivo explícito: conseguir financiamiento de respaldo. Las reservas nacionales están al límite, y el país sufre una corrida desesperada. Lo que resultó no fue un salvataje inmediato, sino una muestra simbólica de respaldo: un posteo impreso de Donald Trump.
Según lo informado, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, adelantó que “todas las opciones están sobre la mesa”, incluyendo compras de deuda, swaps cambiarios y financiamiento directo. Esa señal logró reactivar momentáneamente los mercados: el peso llegó a repuntar cerca del 6 % y los bonos reaccionaron al alza.
En su encuentro con Trump, el presidente argentino exhibió un recorte del posteo donde el magnate republicano lo elogió como líder “fantástico y poderoso para el gran pueblo de la Argentina” y le aseguró que “no los va a defraudar”. Ese mensaje, más simbólico que sustancial, fue entregado impreso y mostrado en fotos protocolares durante la visita.
El respaldo político no se limitó a Trump. En los días siguientes, el Banco Mundial anunció que “acelerará” un paquete de USD 4.000 millones dentro de un compromiso mayor de USD 12.000 millones para financiar sectores como minería, turismo, energía y pymes. Caputo celebró la decisión y reforzó la lectura de confianza adelantada hacia la estrategia económica oficial.
Pero lo que no se comunicó con la misma claridad es el costo político y estructural que implicaría. Trump dejó en claro que Argentina es “un aliado estratégico de EE.UU. en la región” y Milei respondió situándose como socio incondicional. La característica esencial de este tipo de respaldo es su condicionalidad, pues los préstamos, swaps o compras de deuda implican compromisos futuros en política económica, regulación y apertura para mercados externos.
A casi dos años de su mandato, el relato del “milagro libertario” que Milei construyó empieza a ceder espacio ante una economía que cayó, el peso sobrevaluado, inflación persistente y un BCRA con recursos mermados. En las elecciones intermedias de Buenos Aires, su coalición perdió fuerza electoral, mientras las denuncias por corrupción acerca de la hermana Karina Milei erosionan el blindaje político.
En este contexto, el rescate político-financiero que busca en EE. UU. puede postergar un colapso. Pero la pregunta sigue abierta: ¿a qué precio?
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