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Sáb, Sep

Economía

Un informe de NielsenIQ muestra un leve crecimiento en supermercados y mayoristas, sostenido por promociones y primeras marcas, aunque la recuperación no alcanza a compensar años de caída.

La fotografía del consumo en la Argentina libertaria está marcada por una paradoja: un repunte del 1,2% en el primer semestre, pero con un mercado que continúa 35% a 40% por debajo de 2017.

El informe de NielsenIQ (NIQ) refleja que el rebote se sostuvo en los primeros tres meses del año, con el 85% de las categorías en alza. Sin embargo, el cuadro general sigue mostrando un consumo históricamente deprimido, empujado por promociones agresivas en supermercados y un consumidor que ajusta hasta el último peso.

Qué sectores crecieron y cuáles no

Más dinámicos: alimentos no básicos, bebidas sin alcohol, limpieza y cosmética.
Estancados: rubros de primera necesidad, golpeados por el achique del ingreso.
Supermercados: crecieron un 7% interanual en sectores con más promociones; el resto cayó 6%.
Autoservicios: en retroceso desde 2019, con más de 1.700 cierres acumulados.
Mayoristas: sostienen la suba en limpieza y cosmética.
E-commerce: sigue siendo el canal con mayor ritmo de expansión.

El ajuste en los hogares

El sondeo de Management & Fit pone en números lo que se ve en góndolas y changuitos:

8 de cada 10 argentinos recortaron gastos en los últimos meses.
Ropa y calzado: las compras se postergan o se eliminan.
Carne: reemplazo de cortes tradicionales por opciones más baratas o directamente salida del menú.
Marcas líderes: pierden frente a segundas y terceras líneas en alimentos, limpieza y cuidado personal.

La raíz del fenómeno: el 46,3% de los hogares declara que no llega a cubrir el mes, de los cuales un 29,6% lo hace con “algunas dificultades” y un 16,7% con “grandes dificultades”.

El dato político y social

La contracción no golpea solo a los sectores populares: la clase media también ajusta y se suma a un mercado cada vez más austero. En shoppings, supermercados y locales de cercanía, la postal es la misma: menos volumen, más selectividad y un patrón de consumo en modo resistencia.

Mientras el gobierno de Milei celebra estadísticas mensuales de inflación, la realidad cotidiana exhibe un deterioro palpable: la supuesta “recuperación” convive con changuitos vacíos y heladeras ajustadas. 

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