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Sáb, Abr

Economía

Mientras el Gobierno libertario celebra el "déficit cero" y la motosierra como bandera de su doctrina económica, los precios siguen subiendo y el ajuste lo paga la gente.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó este viernes que la inflación de marzo fue del 3,7%, un salto considerable respecto al 2,4% de febrero. En términos interanuales, la suba de precios llegó al 55,9%, marcando otro golpe seco al poder adquisitivo.

Los datos muestran una realidad concreta que desmiente la épica oficialista: no hay desaceleración ni alivio en la góndola, y el ajuste no se traduce en estabilidad, sino en caída del consumo y mayor desigualdad. El trimestre cerró con un acumulado del 8,6%, muy por encima de las metas inflacionarias que alguna vez prometió el Presidente Javier Milei.

Alimentos y educación, los grandes verdugos del mes

El rubro que más aumentó en marzo fue Educación, con un impresionante 21,6%, impulsado por el comienzo del ciclo lectivo y los aumentos en las cuotas de colegios privados.

Sin embargo, el drama cotidiano está en los alimentos. La categoría Alimentos y bebidas no alcohólicas subió 5,9% a nivel nacional, y fue la de mayor incidencia en todas las regiones del país.

Verduras, tubérculos, legumbres y carnes fueron los productos con mayores aumentos. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, solo el segmento de verduras y legumbres subió un 25,8%.

“Otra vez golpeando la mesa familiar”, resumió un economista del sector cooperativo, en diálogo con este medio.

¿Ajuste o doctrina?

Desde los sectores gremiales y cooperativos advierten que el problema ya no es únicamente económico, sino político e ideológico. “Es un despropósito que mientras Milei habla de libertad, la gente tenga que elegir entre comer y pagar el colectivo”, señaló un referente sindical consultado.

Los datos del INDEC también muestran que los precios estacionales —principalmente alimentos frescos y educación— subieron 8,4%. A su vez, los precios regulados, aquellos bajo control del Estado (como transporte, servicios públicos y prepagas), crecieron un 3,2%, lo que demuestra que el Estado no se retiró del mercado, sino que se replegó en favor de los sectores concentrados.

El plan que no frena la inflación

A pesar de que el oficialismo sostiene que su programa apunta a contener el alza de precios, la evidencia demuestra lo contrario. Los indicadores reflejan que la economía de Milei no logra controlar la inflación mientras aumenta el malestar social. La caída del salario real, el freno al consumo y la pérdida de poder adquisitivo se profundizan.

Lejos de desacelerar, la inflación se recalienta. El relato de la motosierra choca, una vez más, con la realidad de la góndola y el bolsillo. El problema es que el mercado no come con aumentos del 3,7% por mes.

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