El ajuste por goteo salarial se sigue consolidando como una de las principales herramientas de la gestión Milei. Este viernes, el INDEC publicó el Índice de Salarios correspondiente a enero, y confirmó que los sueldos de los trabajadores registrados perdieron poder adquisitivo por segundo mes consecutivo.
La causa principal: un fuerte retroceso en los ingresos del sector público, que sigue siendo el blanco preferido del Gobierno nacional.
En enero, los salarios del conjunto de los trabajadores registrados crecieron apenas 1,9% en términos nominales, frente a una inflación que superó holgadamente ese valor. En términos reales, la pérdida fue de 0,3%. Si bien los trabajadores del sector privado lograron mantener una leve mejora del 0,1%, el sector público se desplomó un 1,3%, profundizando el deterioro acumulado.
La era Milei: recorte real del 16,4% en los estatales
Desde diciembre, cuando Javier Milei asumió la presidencia, el poder adquisitivo de los empleados públicos cayó un 16,4%, según datos oficiales. En otras palabras, en apenas dos meses, se consolidó uno de los recortes salariales más violentos desde la crisis del 2001, aunque esta vez sin corralito y con aval del Fondo Monetario Internacional.
En comparación, el sector privado registró una caída moderada pero sostenida. Desde noviembre de 2023, los salarios privados subieron un 0,7% en términos reales, lo que revela un estancamiento en la recuperación del poder de compra.
“El sector privado apenas sobrevive; el sector público ya está en el subsuelo”, apuntó un analista laboral que sigue de cerca los informes mensuales del INDEC.
La gran incógnita: los salarios informales
El informe del INDEC también incluye, con un retraso de cinco meses, la evolución de los salarios del sector informal. El último dato disponible corresponde a agosto de 2024 y muestra un crecimiento real del 4,2%. Sin embargo, los ingresos de este segmento aún se ubicaban un 5,5% por debajo del nivel de noviembre de 2023.
Es decir, aunque haya picos de recuperación temporaria, la precarización y la informalidad también arrastran una pérdida estructural que ni siquiera los aumentos puntuales logran revertir.
Radiografía del deterioro: Milei, inflación y licuadora
La estrategia de Milei parece clara: la licuadora como forma de ajuste estructural, es decir, permitir que los salarios corran detrás de los precios para achicar el déficit sin necesidad de paritarias ni recortes directos. Una forma menos visible, pero igualmente efectiva, de descargar el ajuste sobre los trabajadores.
En lo discursivo, el Presidente insiste con el mantra de “déficit cero” y la necesidad de “sincerar la economía”, pero en la práctica esto se traduce en una transferencia de ingresos desde los sectores asalariados hacia los márgenes de rentabilidad empresaria.
Lo que viene: nuevas paritarias en marcha, pero sin freno a la inflación
El dato de enero refuerza una tendencia que ya se percibe en los distintos sectores: el salario real está estancado en el mejor de los casos, y cayendo en la mayoría. Las paritarias que se están negociando para marzo y abril tendrán que correr de atrás, con una inflación que aún no cede y con un Gobierno que mira con desconfianza cualquier intento de recomposición acelerada.
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