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Mar, Oct

Interés General

Trabajadores afirman que desarrollos estatales están siendo filtrados a empresas extranjeras. El caos en la gestión facilitaría negocios con insumos públicos.

Mientras el discurso oficial repite que el ajuste es sobre la casta, lo que se está vaciando es el corazón operativo del Estado. En Casa de Moneda, trabajadores denuncian que el caos no es casual: detrás del desmantelamiento institucional, se esconde la cesión de tecnología estratégica a empresas privadas —y en algunos casos, extranjeras— que nunca pusieron un peso en desarrollo, pero hoy se benefician del esfuerzo estatal.

Según trascendió a través de medios y testimonios sindicales, hay al menos un proyecto clave comprometido: el nuevo chip de seguridad de los pasaportes argentinos. La pieza fue desarrollada por técnicos del organismo, con viajes y pruebas en Suiza y Marruecos. Pero el producto final estaría en manos de Linxens, una firma privada que no participó del desarrollo.

“Lo que ocurre es que Casa de la Moneda es un desgobierno y un caos”, dijo un trabajador. “Algunos gerentes usan el conocimiento interno para congraciarse con proveedores privados, buscando quedarse con un contrato cuando los rajen”.

El trasfondo no es solo operativo: el organismo está intervenido, bajo procedimiento de crisis, con suspensiones, retiros voluntarios y fuga de cuadros técnicos. La gestión de Pedro Cavagnaro como interventor suma cuestionamientos por su “falta total de experiencia en papeles de seguridad”.

El canal clandestino

Según denuncian empleados de planta, se detectó un intercambio de correos sin trazabilidad institucional, donde se pedía asesoramiento técnico para la ubicación de un nuevo chip en la tapa del pasaporte. La conversación no pasó por el protocolo habitual de seguridad. Lo más grave: hacía referencia a un proveedor externo, no a Casa de Moneda.

“Esa mejora la hicimos nosotros. Pero quieren que la fabrique Linxens para Renaper. Usan nuestros avances, pero el negocio va para otros”, dijo un delegado.

El decreto de Sturzenegger que desguazó a Casa de Moneda, transfiriendo funciones al Renaper, ARCA y otros organismos, dejó un vacío operativo. Y en ese limbo, florece el negocio para privados.

No es un caso aislado. Ya se habían registrado más de 5.500 pasaportes defectuosos, emitidos por Renaper, por no contar con la tecnología ni los procesos adecuados. El traslado de funciones sin estructura deriva no solo en ineficiencia, sino en pérdida de soberanía documental.

“Casa de Moneda no es una gráfica común. Cada movimiento debe tener orden, registro y control. Hoy, no hay nada de eso”, aseguró una fuente del área de Seguridad.

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