Juan Carlos Molina y Moira Lanesan escucharon los reclamos de una provincia desbordada por la falta de respuestas. Del barrio Belgrano a Ayres Argentinos, la realidad es desesperante.
El abandono no se discute en abstracto. Se palpa en la calle. Se vive en los barrios. Y se llora, muchas veces, en silencio. Esa es la postal que recogieron Moira Lanesan y Juan Carlos Molina, candidatos de Fuerza Santacruceña, durante su recorrida por distintos sectores de Río Gallegos. La bronca, el agotamiento y la decepción atraviesan cada charla con vecinos, comerciantes y adultos mayores.
En comercios de rubros como panaderías, distribuidoras y almacenes, los dueños no ocultaron su preocupación: “la gente no compra, el consumo se cayó mal, y si sigue así vamos a tener que cerrar”. Mientras la Federación Económica de Santa Cruz pide declarar la emergencia comercial, el Gobierno provincial mira para otro lado.
El ajuste libertario pega fuerte. No se trata de teoría económica: los mostradores están vacíos, las changas desaparecen y los precios vuelan. “¿Quién puede sobrevivir así?”, preguntó un comerciante al borde del quebranto.
Jubilados y jubiladas: una historia repetida
En paralelo, los candidatos visitaron nueve centros de jubilados. Lo que parecía un encuentro afectuoso y lleno de recuerdos, derivó en un diagnóstico duro: falta de asistencia, abandono sanitario, imposibilidad de comprar medicamentos y un Estado que sólo aparece para ajustar.
“El que tiene que elegir entre comer y pagar los remedios ya perdió”, fue una de las frases más crudas que recogieron en la charla. La indigencia pasiva de muchos adultos mayores es la expresión más dolorosa del ajuste que tanto celebra el oficialismo nacional.
La voz de los barrios
En el barrio Belgrano, un grupo de mujeres se organizó por su cuenta para reclamar. Denunciaron que en Desarrollo Social no hay comida ni respuestas, y que las vecinas terminan improvisando redes de ayuda ante la ausencia total del Estado.
En Ayres Argentinos, el eje fue otro: familias con integrantes con discapacidad que no logran acceder a profesionales, tratamientos ni prótesis por la burocracia de la Caja de Servicios Sociales. “Nos tienen como si no existiéramos”, dijo una madre al borde del llanto.
Juan Carlos Molina, con tono firme, se comprometió a reactivar proyectos de ley a nivel nacional y gestionar para que las leyes que ya existen “se respeten y se apliquen como corresponde”.
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