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Dom, Sep

Interés General

Con esa frase, Molina desnudó el intento de Claudio Vidal por su intento de marcar distancia del Gobierno de Javier Milei luego de la paliza electoral bonaerense. El reproche revive una discusión de fondo: ¿puede el oportunismo político borrar las huellas del ajuste?

“Despegarse ahora no sirve de nada”, escribió Juan Carlos Molina, con una mezcla de contundencia y advertencia, apuntando directamente al gobernador Claudio Vidal. El mensaje no fue lanzado al azar: se trató de una respuesta política milimétrica, tras las elecciones bonaerenses del 2025, donde el oficialismo nacional —con Javier Milei aún en la cima del Poder Ejecutivo— sufrió una derrota significativa. Como ocurre en estos casos, los aliados periféricos comenzaron a mover sus fichas. Algunos, incluso, intentaron reacomodar su relato. Entre ellos, Vidal.

El gobernador de Santa Cruz, líder de un espacio que alguna vez supo presentarse como “alternativo” al kirchnerismo y al macrismo, utilizó las redes para distanciarse del naufragio libertario. Pero el movimiento fue rápido, casi automático, y encontró una pared inesperada: Molina, el ex sacerdote, hoy candidato a diputado nacional por Fuerza Santacruceña.

La respuesta de Molina resonó como un recordatorio incómodo:

“Hace un año y medio tus diputados y senadores le votaron todo a Milei en contra de Santa Cruz. El pueblo sabe ponerle un freno a la crueldad y a todos sus cómplices.”

La estrategia del olvido y el retorno de la memoria

En tiempos donde el pragmatismo electoral se disfraza de “coherencia republicana”, la denuncia de Molina reintroduce un elemento esencial en la discusión pública: la memoria política. Vidal, durante los primeros tramos del gobierno de Milei, no sólo acompañó con votos —propios y prestados— las leyes de ajuste fiscal, desfinanciamiento de las provincias y reformas laborales. Lo hizo con entusiasmo, posando con ministros nacionales y celebrando acuerdos que perjudicaron claramente al tejido económico y social santacruceño.

Santa Cruz, con su dependencia estructural del Estado, sus altos niveles de empleo público y la fragilidad del sector privado, fue una de las primeras en sentir el zarpazo del ajuste. Las consecuencias no tardaron en llegar: hospitales sin insumos, obras paralizadas, salarios licuados. Y en ese contexto, Vidal eligió el silencio o, en el mejor de los casos, la tibieza.

Ahora, con el péndulo político oscilando en otra dirección, intenta despegarse. Pero Molina, que construyó buena parte de su capital político en contacto directo con los barrios, no deja pasar la oportunidad de marcarle la cancha. Su mensaje no solo acusa, también interpela: ¿puede un dirigente que avaló políticas de ajuste cruel transformarse, de la noche a la mañana, en un defensor de los intereses provinciales?

Crueldad y complicidad: dos palabras claves

Hay una palabra que destaca: “crueldad”. No es un término menor. Habla de un juicio ético, no solo político. Para Molina, las decisiones tomadas desde Nación y avaladas por Vidal no fueron meramente técnicas o ideológicas. Fueron decisiones inhumanas, que impactaron de manera directa en los sectores más vulnerables de Santa Cruz. Y quienes las acompañaron, aunque hoy intenten cambiar de discurso, son cómplices.

El escenario se vuelve aún más interesante cuando se lo vincula con la campaña actual. Molina no solo denuncia: propone. Recorre barrios, vuelve a los lugares donde creció, escucha. Se para desde un peronismo social, más vinculado con los márgenes que con las roscas. Esa construcción de cercanía es su carta fuerte frente a un oficialismo que —aunque todavía retiene poder institucional— empieza a mostrar signos de desgaste.

Las urnas, otra vez

“Nos vemos en las urnas”, cerró Molina. Es una frase habitual en el léxico militante, pero acá tiene un peso especial. Porque la memoria, cuando se activa, suele transformarse en una herramienta poderosa. Y porque las urnas, ese espacio aparentemente neutro, pueden transformarse en tribunal. La pregunta no es si el pueblo va a juzgar a Vidal. La pregunta es si, esta vez, lo hará con todos los elementos sobre la mesa.

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