fbpx
07
Jue, Ago

Interés General

Funciona todos los domingos en el Cenin 6, sobre calle San José Obrero. Atiende a niños y niñas de entre 6 y 12 años, con propuestas gratuitas, recreativas y educativas. El espacio crece al ritmo del boca en boca y del compromiso vecinal.

En una esquina cualquiera de Río Gallegos, la infancia tiene nombre propio y una cita fija los domingos. Se trata del grupo ATR, un espacio de contención y recreación para chicos y chicas de entre 6 y 12 años que funciona desde hace un tiempo en el Cenin N°6, ubicado sobre la calle San José Obrero, en el corazón del barrio.

Este domingo, entre juegos al aire libre, partidas de bingo y actividades especiales por Pascuas, veinte niños y niñas compartieron una tarde distinta, en la que hubo también espacio para hablar del valor de la resurrección de Jesús, desde una mirada pedagógica y formativa.

“Hoy jugamos afuera, aprovechando el día. Celebramos la Pascua y hablamos con los chicos sobre lo que representa. Siempre tratamos de transmitir valores desde lo que vivimos juntos”, explicó Julia López, coordinadora del grupo y referente del barrio.

Más que un espacio de juegos

ATR no es solo un recreo de domingo. Es una red barrial, un espacio de confianza, una pequeña escuela de ciudadanía y afecto. Con un cronograma que va de 14 a 17 horas, el grupo ofrece merienda, juegos, talleres, salidas y momentos de diálogo.

“Estoy feliz de pertenecer a este barrio y de poder colaborar con nuestros niños, que son lo más sagrado. Ellos también nos enseñan a nosotros”, dijo Julia con una sonrisa que mezcla orgullo y humildad.

Entre las actividades más destacadas de las últimas semanas estuvo una salida educativa por el 2 de abril, en la que recorrieron museos e instituciones en homenaje a los veteranos de Malvinas. Para muchos chicos —y para algunos adultos también— fue la primera vez en esos lugares.

“Los chicos estaban encantados. Yo misma conocí espacios nuevos. Aprendemos todos”, relató la coordinadora.

Cuando el barrio se organiza, florece

El crecimiento del grupo es un reflejo de la potencia de la organización comunitaria. No hubo campañas masivas ni redes sociales: el espacio se fue poblando por recomendación directa, familia a familia.

“Una mamá viene con tres chicos, otra familia trae cuatro. Así se va armando. Hoy estamos casi a cupo completo, pero todavía hay lugar para uno o dos más”, explicó Julia.

Durante la jornada del domingo, los chicos jugaron al fútbol, participaron de loterías comunitarias y eligieron ellos mismos qué actividades querían realizar. Porque en ATR, la palabra de los chicos cuenta.

“Siempre les preguntamos qué quieren hacer. Verlos contentos para nosotros es una gran felicidad”, concluyó Julia, mientras los chicos seguían girando bolillas de bingo entre risas y meriendas compartidas.

Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música