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07
Mié, May

Salud

La decisión irracional del Gobierno libertario encabezado por Javier Milei no solo genera un intenso debate sino que Argentina sufrirá consecuencias del anunció que se realizó este miércoles en conferencia de prensa. 

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, comunicó que la medida se debe a "profundas diferencias respecto a la gestión sanitaria, especialmente durante la pandemia de COVID-19, que, junto al gobierno de Alberto Fernández, nos llevó al encierro más largo de la historia de la humanidad, y a la falta de independencia frente a la influencia política de algunos estados".

Esta decisión refleja una alineación con las políticas del presidente estadounidense Donald Trump, quien también ordenó la salida de su país de la OMS al asumir su mandato en enero de este año. Milei disparó críticas similares, cuestionando la influencia política sobre la OMS y sugiriendo que la retirada permitirá a Argentina implementar políticas más adecuadas a sus intereses.

El vocero Adorni enfatizó que la salida de la OMS "no representa pérdida de fondos para el país, ni afecta la calidad de los servicios. Por el contrario, le da al país mayor flexibilidad para implementar políticas adaptadas al contexto e intereses que requiere la Argentina".

Sin embargo, la decisión es criticada por parte de múltiples sectores. Entidades como la Fundación Soberanía Sanitaria advirtieron sobre posibles consecuencias negativas, incluyendo:

  • Pérdida de acceso a fondos rotatorios y estratégicos que permiten ahorrar en la compra de tecnologías e insumos sanitarios.
  • Aislamiento de laboratorios prestigiosos como el INCUCAI y el Malbrán, afectando su participación en redes internacionales y acceso a donaciones.
  • Interrupción de planes y apoyo técnico en el combate de enfermedades infecciosas y no transmisibles.
  • Debilitamiento de la vigilancia epidemiológica y la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias.

Además, se señala que la retirada podría limitar la formación y capacitación de los equipos de salud, así como la participación de Argentina en redes globales de salud, restringiendo su capacidad para responder a amenazas sanitarias.

La comunidad internacional observa con atención esta decisión, que sienta precendentes en la política sanitaria argentina y plantea más dudas que certezas sobre el futuro de la colaboración del país en materia de salud global.

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