Lo que se intentó mantener en reserva terminó saliendo a la luz: barras de River, Platense y Morón participaron como custodios en el acto presidencial. Cada uno habría cobrado $ 90.000, en un contraste brutal con los salarios de los trabajadores.
El cierre de campaña de Javier Milei en Moreno, pensado como una muestra de fuerza política, terminó marcado por un hecho que no figuraba en la agenda oficial pero que salió a la luz: la presencia de barras bravas de River y otros clubes cumpliendo funciones de custodia en el operativo.
El operativo y lo que se intentó ocultar
A simple vista, los grupos encapuchados que se movían entre la multitud parecían custodios improvisados. Sin embargo, luego se confirmó que se trataba de integrantes de barras de River, Platense, Deportivo Morón y Merlo, muchos de ellos con antecedentes judiciales y policiales.
La participación de estos hombres no se limitó a la logística: cada uno habría recibido \$90.000 como pago por sus tareas de “seguridad paralela”. El dato, que circuló primero en medios locales y especializados, expuso una contradicción profunda con el discurso oficial de La Libertad Avanza.
Los nombres que quedaron expuestos
Entre los identificados figuran:
- Matías Joel Sacco, exlíder de la barra de Platense.
- Javier Bellino, referente con trayectoria en el ascenso.
- Sebastián “Líder” Barraza y Daniel “Dani de Moreno” Andrada, ambos con causas por violencia.
- Carlos “Negro” López, señalado en investigaciones por aprietes y vínculos con fuerzas de seguridad.
Se trata de nombres reconocibles en el mapa de la violencia en el fútbol argentino, ahora reciclados como “mano de obra política”.
Una contradicción difícil de disimular
El episodio dejó al descubierto una paradoja: mientras desde el escenario se insistía en la lucha contra la “casta” y los privilegios de la vieja política, en el terreno la seguridad del acto se apoyaba en barras bravas contratados.
Lo que se buscó mantener en silencio terminó filtrándose: el “anticasta” necesitó de las mismas prácticas que critica en público.
El riesgo de la naturalización
Más allá del episodio puntual, el hecho plantea un riesgo mayor: la naturalización de la violencia organizada como herramienta política. La contratación de barras para custodiar un acto presidencial no solo contradice un discurso, sino que envía un mensaje peligroso a la sociedad sobre los límites —o la ausencia de ellos— en la construcción de poder.
El acto en Moreno fue pensado para reforzar la narrativa libertaria de lucha contra la casta. Sin embargo, la revelación de que barras bravas participaron como custodios rentados dejó otra imagen: la de un armado político que, detrás de escena, recurre a las mismas lógicas que pretende desterrar.
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