A solo meses de iniciado el gobierno de Javier Milei, los cambios y salidas en el gabinete reflejan una dinámica inestable y poco seria en la administración.
Esta semana se destacaron las salidas de dos figuras clave: la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, y el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, sumando ambas a un total cercano a cincuenta cambios en el equipo de gestión.
La salida de Mondino fue particularmente resonante, ya que su voto en la ONU apoyando a Cuba en una resolución contra el embargo de Estados Unidos entró en conflicto con la postura de la administración. Desde el entorno presidencial remarcaron la importancia de la “unidad de criterio en la política exterior”, dejando entrever que la decisión de Mondino fue interpretada como una falta de alineación con los principios del gobierno de Milei. Esta diferencia de criterios en un área tan estratégica fue señalada como una de las principales razones de su destitución.
Eduardo Rodríguez Chirillo, el ahora ex secretario de Energía, dejó su puesto aduciendo “razones personales”, aunque trascendieron roces con Economía debido a posibles carencias energéticas previstas para el verano y el esquema de subsidios que el gobierno mantiene para ciertas tarifas. A su vez, Chirillo señaló que sus complicaciones de salud le impidieron cumplir con sus funciones en plenitud.
Leopoldo Sahores, número dos de Mondino en la Cancillería, fue otra figura que dejó el gabinete en días recientes sin mayores explicaciones sobre las razones de su partida, mientras que el ministro de Salud, Mario Russo, también renunció tras casi un año de gestión. La salida de Russo coincidió con cuestionamientos por su manejo de ciertas crisis sanitarias y la reducción de algunos recursos críticos en el área de oncología.
Además, la decisión de apartar al empresario textil Teddy Karagozian del Consejo de Asesores también generó ruido en el ámbito político. Karagozian había cuestionado públicamente la viabilidad de las promesas de recuperación económica del gobierno, afirmando que no veía señales claras de mejora. Esta declaración generó incomodidad en el entorno presidencial, que decidió removerlo del equipo de asesores.
A lo largo del año, el gabinete ha visto caídas en diversas áreas, desde salud y economía hasta agricultura y seguridad. La reciente renuncia de Fernando Vilella, entonces titular de la Secretaría de Bioeconomía y Agricultura, se dio en medio de una relación cada vez más tensa con el sector agropecuario. Mientras tanto, el desplazamiento de Alejandro Guglielmi como jefe de la Casa Militar, responsable de la seguridad presidencial, reflejó también ciertas fisuras en el aparato de seguridad cercano al mandatario.
El gobierno ha insistido en que estos movimientos responden a un intento de mantener una estructura alineada con los principios de “ajuste estatal” y reformas profundas promovidas por Milei. Sin embargo, observadores y analistas cuestionan si estas bajas continuas terminarán afectando la estabilidad interna de la administración. La continuidad de renuncias y despidos en cargos estratégicos parece desafiar la cohesión del gabinete en una etapa temprana de su gestión.
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