La baja se explica por la caída de 4,1% en los productos importados, empujada por la apertura comercial y mayor estabilidad cambiaria.
El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), difundido por el INDEC, marcó en mayo una caída del 0,3 % mensual. Se trata de la primera deflación de precios mayoristas desde abril de 2020, en plena pandemia, aunque los analistas sugieren remontarse a diciembre de 2008 para hallar una baja comparable fuera del contexto excepcional sanitario.
La principal explicación radica en la fuerte retracción de precios de productos importados, que se desplomaron un 4,1%, reflejando —según los especialistas— un proceso de "normalización" de la estructura de costos tras meses de incertidumbre, sobreprecios preventivos y dificultades para operar en el comercio exterior.
“Los importados apenas acumulan un alza del 2,5% en el año, y esa corrección es casi instantánea frente al salto especulativo de abril”, explicó María Castiglioni (C\&T Consultores), en declaraciones a Ámbito Financiero. El dato también contrasta con la evolución del dólar oficial, que subió un 2,2% en el mismo período.
Por su parte, Rocío Bisang, de EcoGo, señaló que este comportamiento “no garantiza que continúe” ni que haya una traslación inmediata al IPC, ya que “la demanda sigue debilitada y el índice minorista obedece a múltiples factores, especialmente servicios y tarifas”.
La caída en rubros como máquinas y aparatos eléctricos (-2,9%), que acumulan un aumento anual de solo 1,9%, evidencia los efectos de la política de apertura comercial, eliminación de restricciones SIRA, baja de aranceles y desarme de cupos.
Pero más allá de este respiro técnico, desde LCG advierten que la baja en bienes no corrige la distorsión estructural entre precios y servicios, lo que genera “una dinámica de piso inercial” que podría empujar hacia arriba la inflación de productos en el mediano plazo.
CONTEXTO POLÍTICO Y ECONÓMICO
Este fenómeno de deflación en precios mayoristas ocurre en un marco de desaceleración de la inflación al consumidor (-1,5% en mayo) y de recesión económica profunda. La demanda contraída, el ajuste fiscal y la caída de la actividad productiva —sumada a una oferta más fluida de insumos importados— contribuyen al enfriamiento de los precios. Sin embargo, la sostenibilidad de esta tendencia aún está en duda, en un escenario donde la dolarización parcial de la economía convive con alta informalidad y precarización.
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