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03
Sáb, May

Economía

El Gobierno de Milei afronta un nuevo vencimiento este viernes, parte de una deuda que supera los u$s 57.000 millones y condiciona la política económica hasta 2029.

En un viernes sin tregua, el Gobierno de Javier Milei deberá girar u$s 620 millones al Fondo Monetario Internacional, correspondientes a intereses y comisiones del préstamo vigente. El pago forma parte de un esquema más amplio que este año demandará casi u$s 2.000 millones sólo en servicios de deuda con el organismo.

Con este nuevo desembolso, la Argentina reafirma su pertenencia a un régimen de condicionalidad financiera que, lejos de ser cosa del pasado, estructura las decisiones económicas del presente y compromete las del futuro.

Aunque el Ejecutivo asegura contar con margen para afrontar estos compromisos —producto de los u$s 12.000 millones ya recibidos del Fondo—, lo cierto es que el país se encuentra inmerso en una espiral de pagos que se extenderá por lo menos hasta 2029.

El calendario de la deuda: el ajuste es hoy, los pagos también

Este año, además del pago de este viernes, el país deberá afrontar otros dos vencimientos clave con el FMI:

- u$s 861 millones el 1° de agosto,
- u$s 883 millones el 1° de noviembre.

En paralelo, el Tesoro espera recibir nuevos desembolsos: u$s 2.000 millones en junio y u$s 1.000 millones a fin de año, en el marco del nuevo crédito acordado bajo la gestión de Milei. Un flujo que garantiza capacidad de pago en el corto plazo, pero no resuelve el problema de fondo: la persistente dependencia del financiamiento externo.

La herencia de 2018 y la hipoteca hasta 2029

La deuda original, contraída por el gobierno de Mauricio Macri en 2018, ascendió a u$s 57.000 millones, de los cuales u$s 41.700 millones aún se deben. A eso se le suman los primeros u$s 15.000 millones del nuevo préstamo acordado con el organismo este año.

Según el cronograma oficial, se prevé una serie de desembolsos hasta 2029, incluyendo tres pagos anuales de u$s 1.400 millones entre 2026 y 2028, y un último de u$s 700 millones en 2029, una vez cumplido el período de gracia de 4 años y medio.

En paralelo, se aguardan también ingresos de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, aunque estos montos no alteran la matriz de dependencia estructural con el FMI.

¿Independencia económica o servidumbre moderna?

Desde el oficialismo, se insiste en que los pagos no alteran la política económica. Pero los números son categóricos: el ajuste fiscal, la licuación del gasto público y la recesión inducida son parte del precio que se paga para "cumplir" con el Fondo.

En ese marco, la política queda subordinada a los plazos del FMI, que no sólo condiciona la agenda económica sino también los márgenes democráticos de decisión soberana.

Por eso, más allá de si hay dólares para pagar este viernes o el próximo, la pregunta de fondo sigue abierta: ¿cuánto puede decidir un país con el Fondo adentro?

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