fbpx
13
Lun, Oct

Interés General

Argentina proyecta triplicar su capacidad instalada, pero enfrenta escollos logísticos, normativos y geopolíticos que podrían condicionar su ambición exportadora.

Catamarca fue otra vez epicentro del debate estratégico más caliente del sector minero. El Seminario Sudamericano de Litio reunió funcionarios, CEOs, expertos y operadores en torno a un tema que excede la geología: el futuro productivo de la Argentina.

La escena la abrió el secretario de Minería, Luis Lucero, con un gráfico que reflejaba lo que el gobierno quiere instalar como narrativa: “Crecimos 420% en 10 años. Podemos crecer otro 254% más”. Lo dijo con datos concretos: de 35.500 toneladas anuales de capacidad instalada de LCE se pasó a 186.000 tn con siete plantas. Para 2035 se proyectan 15 plantas en operación y 658.000 toneladas por año. Y por el costado privado, se habla de 17 proyectos más, 580.000 toneladas y u$s12.700 millones de inversiones. Un salto fenomenal.

Pero, ¿cuán real es esa proyección?

El boom global, el freno chino y la amenaza alemana

La demanda internacional de litio crece. En 2023 se usaron 920.000 toneladas LCE, en 2024 ya se proyectan 1,34 millones y para 2035, hasta 3,8 millones. El 84% del consumo global lo tracciona la industria de baterías. Pero mientras la demanda crece, también lo hace la oferta. China lidera el mercado y marca precios. En 2025 ingresarán 200.000 toneladas adicionales al circuito global —100.000 solo desde África—. Y, como si no alcanzara, Alemania anunció haber hallado 43 millones de toneladas en Altmark, una reserva que podría ser la más grande del mundo.

¿El resultado? Volatilidad brutal en precios: de u$s83.000 por tonelada a fin de 2023 en China a apenas u$s10.000 hoy en promedio. En Argentina nunca se superaron los u$s55.000, y con retenciones del 4%. La renta litífera está lejos de ser estable. Y eso, para los inversores, es una alerta roja.

El dilema legal: glaciares, humedales y miedo a los jueces

El principal cuello de botella para el salto productivo no es técnico, ni siquiera financiero. Es legal. La Ley de Glaciares, que define el uso de zonas periglaciares (clave para el cobre), y la Ley de Humedales, que alcanza a salares litíferos, están sin resolución definitiva. La Corte Suprema instó al diálogo entre Nación y provincias. Pero el limbo normativo pone en jaque la seguridad jurídica.

Las empresas temen que sin una ley nacional clara, un juez provincial pueda frenar con una cautelar cualquier proyecto. Y los grandes —como los de cobre, que requieren hasta u$s15.000 millones— no se animan a avanzar sin blindaje legal. Hay un DNU en borrador para "abrir" zonas productivas. Pero en el sector repiten: “Sin ley, no hay inversión”.

Tren, rutas y energía: el país que no llega a la mina

El otro escollo es logístico. Para sacar litio hacen falta caminos, bitrenes, energía renovable y trenes. Y ninguno está listo. Una línea de alta tensión en la Puna fue avalada por el IFC (Banco Mundial), pero necesita transformadores intermedios y tendido adicional. Sin eso, las plantas no crecen.

En paralelo, se proyecta una privatización por tramos del Belgrano Cargas. El sector cerealero ya firmó acuerdos. ¿Se sumarán las mineras? Sería la única forma de reducir costos, aumentar volúmenes y mejorar huella ambiental. Pero aún no hay consorcio formado. La licitación se abre antes de fin de año.

El “tope” de producción: cuando el recurso sobra pero la planta no da más

Hoy el problema no es solo extraer más litio, sino hacerlo de forma eficiente. Algunos proyectos usan hasta 7 toneladas de químicos por cada tonelada de litio. La huella hídrica, sin embargo, es bajísima: 0,6 m³ por kilo de litio, frente a 2,5 para soja y 16 para carne. Pero el gran cuello técnico se llama "tope productivo": el límite de capacidad de las plantas, que solo se rompe con ampliaciones físicas. Eso exige nuevas inversiones.

Aquí entra el RIGI. Algunos analistas lo interpretan como incentivo solo para proyectos greenfield. Pero muchas mineras planean expandir lo existente. Si no se considera esta realidad, se perderán oportunidades clave.

Mapa productivo: los próximos 10 años se juegan en Jujuy, Salta y Catamarca

Los proyectos en carpeta son más de 30. Algunos emblemáticos: Sal de Vida, Fénix, Tres Quebradas, Centenario Ratones, Kachi, HMW. De aquí a 2033 habrá una ola de ampliaciones y nuevas plantas. Pero también hay otros en stand-by, esperando definiciones ambientales, jurídicas o financieras.

Argentina ya es el segundo exportador minero del país. El litio representa el 13,6% del total minero exportado. En los primeros ocho meses del 2025 se exportaron u$s494 millones (+31,8% i.a.). Pero el potencial es mayor. Se habla de u$s30.000 millones anuales si todo se alinea. Tercera turbina, dicen.

Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música