La Cámara de Apelaciones dictó una sentencia que afecta a cientos de pibes y al equipo docente de la Fundación Valdocco. Desde Fuerza Santacruceña denuncian injerencia judicial con fines políticos.
El fallo contra Valdocco: cuando el hambre no importa y la campaña manda
La justicia santacruceña dictó un fallo que no sólo impacta sobre la Fundación Valdocco, sino que busca condicionar el escenario político de cara a octubre. Una sentencia firmada casi en secreto por los camaristas Eduardo Gabriel López y Carlos Enrique Arenillas, casualmente al día siguiente de que el fiscal de Estado —impulsor de la denuncia— fuera postulado como vocal del Tribunal Superior de Justicia, encendió todas las alarmas.
Desde Fuerza Santacruceña, el espacio que impulsa la candidatura a diputado nacional de Juan Carlos Molina, no dudaron en calificar la medida como un ataque electoral encubierto, orquestado desde la cima del poder provincial con la complicidad judicial.
“A Juanka lo persiguen porque molesta. Porque mete el cuerpo. Porque en vez de subir fotos en una zanja, abrió escuelas y dio de comer a pibes que no tienen nada”, sostienen en el comunicado.
El gobernador Claudio Vidal no dijo una palabra sobre el fallo, pero su silencio grita. En medio de un escándalo por pagos por $ 46.000 millones a la firma Suizo Argentina, investigada por presuntos sobornos vinculados a Karina Milei, la respuesta del oficialismo fue castigar a una fundación social con arraigo territorial real.
El mismo Vidal que se burló de los trabajadores estatales —“que prueben en el sector privado”— hoy le suelta la mano a cientos de pibes, familias y docentes que dependen de Valdocco. Todo porque el cura molesta. Porque no se calla. Porque se atreve a disputar poder en serio.
Desde el peronismo local no dudan en calificar esta avanzada como una maniobra de proscripción camuflada, una más en la larga historia de persecuciones contra dirigentes populares. Pero también como una señal de que el modelo de Vidal no tiene otro plan que el disciplinamiento y el miedo.
El comunicado de Fuerza Santacruceña lo dice sin vueltas:
“Acá no se baja nadie. Vamos al Congreso con Juanka. A los podridos de odio, nos vemos el 26 de octubre en las urnas.”
No es sólo una defensa de un candidato. Es un grito colectivo. Una respuesta desde abajo al poder que especula con fallos judiciales para resolver lo que no puede enfrentar en las calles.
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