El acto, organizado por el Departamento del Adulto Mayor, saldó una deuda histórica con los manzaneros y reafirmó la memoria colectiva sobre la guerra.
Durante cuarenta años, su historia quedó a un costado. Este miércoles, la Municipalidad de Río Gallegos comenzó a saldar una deuda silenciosa con quienes, desde el barrio y el anonimato, sostuvieron la vida cotidiana durante la Guerra de Malvinas: los manzaneros.
En el acto titulado Encuentro con la Historia, que se realizó en el Departamento Héroes de Malvinas, se rindió homenaje tanto a los veteranos de guerra como a las vecinas y vecinos que durante el conflicto de 1982 actuaron como jefes de cuadra, coordinando ayuda, distribución de alimentos y contención comunitaria en un momento de extrema tensión.
La actividad fue impulsada por el Departamento del Adulto Mayor, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Comunitario, junto con el Consejo Municipal del Adulto Mayor. Y no fue un simple evento conmemorativo: fue un acto de justicia simbólica.
Un reconocimiento esperado
Stella Maris Mora, titular del área organizadora, explicó: “Queríamos reunir a todos los que fueron manzaneros. Gente que estuvo muchísimo tiempo colaborando y a la que nunca nadie reconoció. En cada acto oficial se olvidaban de ellos. Esto es para saldar esa ausencia”.
Los manzaneros—figuras clave en la logística barrial durante la guerra—recibieron certificados de reconocimiento. También se entregaron menciones honoríficas a los veteranos presentes, en un clima cargado de emoción, abrazos y lágrimas.
Memoria y legado
Ana María Vivas, representante del Consejo Municipal del Adulto Mayor, remarcó la importancia de mantener viva la historia: “La juventud que no vivió Malvinas debe conocer lo que pasó a través de quienes lo vivieron. Las Malvinas son argentinas por historia y por derecho”.
El acto sirvió también para estrechar lazos intergeneracionales, reivindicar el rol social de los adultos mayores y devolver a los barrios un capítulo que parecía olvidado.
La historia en clave comunitaria
Mientras la atención suele centrarse en los excombatientes en el frente, este homenaje puso el foco en otro frente, el doméstico: el que sostuvieron mujeres, jubilados, vecinos anónimos que tejieron redes de cuidado y organización durante la guerra.
Con esta iniciativa, Río Gallegos no solo recordó: reconstruyó un pedazo de historia desde abajo, desde las manzanas, donde también se libró una batalla silenciosa por la vida.
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