A veces, la política parece algo lejano. Algo de adultos, de discursos interminables, de gente que habla en televisión mientras el mundo real sigue girando. Pero otras veces, la política te cancela un recital.
El Gobierno libertario de Javier Milei logró lo que parecía imposible: cancelar un show gratuito de Milo J en la ex ESMA y convertirlo en un hecho político. Lo hizo argumentando que no había permisos suficientes, que el evento no estaba autorizado. Pero, ¿de verdad se trató solo de un problema de papeles?
El recital no era solo música. No era solo un artista que la rompe, con miles de pibes esperando escucharlo. Era un acto en un lugar cargado de historia, un sitio de memoria donde, durante la dictadura militar, funcionó uno de los centros de detención, tortura y exterminio más oscuros de la Argentina. Un lugar que, desde la vuelta de la democracia, fue resignificado para que nadie olvide lo que pasó.
Y ahí es donde choca con la lógica del Gobierno. Desde que asumió, Milei no solo negó el número de desaparecidos y desfinanció políticas de derechos humanos, sino que también planteó que el Estado no debe involucrarse en la memoria colectiva. Para su discurso, la historia es un asunto individual, no una construcción social. Entonces, ¿qué significa que 20.000 pibes se junten en un espacio de memoria? ¿Por qué al Gobierno le incomoda tanto?
Memoria y juventud: una combinación peligrosa para el poder
No es la primera vez que un gobierno intenta vaciar de contenido los espacios de memoria. Ya lo hizo Mauricio Macri, cuando su secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, intentó “despolitizar” la ex ESMA, como si recordar fuera un acto neutro. Pero recordar es político. Porque hay quienes quieren que la memoria se pierda en el olvido y quienes creemos que debe estar más viva que nunca.
Milo J no es un referente político, pero su show en la ex ESMA tenía un valor simbólico enorme. Que miles de jóvenes estuvieran dispuestos a ir a un evento gratuito en un sitio de memoria desafía el discurso oficial de que a los pibes no les importa el pasado.
Porque la pregunta es inevitable:
Si este Gobierno cree que los jóvenes son apáticos, que "no les interesa la historia", ¿por qué se tomaron tantas molestias para impedir un recital?
La censura de Milei: ¿libertad o solo cuando les conviene?
Javier Milei llegó al poder gritando “viva la libertad, carajo”. Pero la libertad no es solo poder decir lo que uno quiere en redes sociales o tener menos regulaciones para hacer negocios. La libertad también es poder juntarse en un espacio público para escuchar música. Es poder decidir qué recordar y cómo hacerlo.
¿Es libertad prohibir un show porque ocurre en un lugar que al Gobierno le incomoda?
¿Es libertad llenar un sitio de memoria con policías para asustar a quienes querían entrar?
Cuando la "libertad" se aplica solo a algunos y se le niega a otros, deja de ser libertad y se convierte en una herramienta de control.
Preguntas para pensar
¿Por qué el Gobierno de Milei quiere reducir la importancia de la memoria?
¿Por qué un recital en un sitio de memoria es un problema para ellos?
¿Qué significa que los jóvenes se apropien de estos espacios?
¿De verdad el Estado no tiene que garantizar que las nuevas generaciones recuerden lo que pasó en la dictadura?
El recital de Milo J fue cancelado, pero el mensaje quedó más claro que nunca. La memoria sigue viva. Y si un Gobierno necesita censurar un recital para intentar borrarla, es porque sabe que todavía tiene fuerza.
Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música