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Dom, Ene

Interés General

El Gobierno de Javier Milei oficializó el cambio de nombre del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, el proyecto que transporta gas desde la formación de Vaca Muerta, en Neuquén, y cuya primera etapa fue inaugurada en julio de 2023 durante el mandato de Alberto Fernández.

A partir de ahora, se llamará Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno, en homenaje al destacado geógrafo y naturalista argentino del siglo XIX.

Manuel Adorni, vocero presidencial, hizo el anuncio a través de la red social X (anteriormente Twitter), confirmando la decisión con un breve mensaje: “El ‘Gasoducto Presidente Néstor Kirchner’ cambia su nombre: a partir de ahora se llamará ‘Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno’. Fin”.

Este cambio forma parte de una política del nuevo gobierno que ya se implementó en otras instituciones públicas: el Centro Cultural Kirchner, en la Ciudad de Buenos Aires, fue renombrado recientemente como Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, en un acto presidido por Milei en el que se revelaron las nuevas placas del edificio.

El gasoducto, clave para el abastecimiento de gas natural en la Argentina, transporta aproximadamente 11 millones de metros cúbicos de gas diarios a lo largo de 573 kilómetros, uniendo Tratayén, en Neuquén, con la localidad de Salliqueló, en Buenos Aires. Se trata de la primera fase de un proyecto mayor cuyo trazado final tiene como objetivo conectar con San Jerónimo Sud, en la provincia de Santa Fe. Sin embargo, ante el freno a la obra pública impuesto por el nuevo gobierno, aún no se sabe si este plan continuará en los próximos años.

Esta decisión del gobierno de Javier Milei de cambiar el nombre del gasoducto Néstor Kirchner, en lugar de avanzar en la promoción de nuevas obras públicas, es un claro reflejo una falta de de interés por el desarrollo del país. No hace falta aclarar que la obra publica es fundamental como motor de desarrollo económico y social. Esta no solo se constituye como una prueba tangible de crecimiento, sino que en países desarrollados es la base para mejorar la calidad de vida, generar empleo y potenciar la economía.

Ejemplos en países como China o Estados Unidos muestran cómo las inversiones en infraestructuras, en rutas, trenes y puertos, crean millones de empleos, impulsado el comercio y aumentando la competitividad de sus economías. En Argentina, proyectos de gran envergadura como el gasoducto Néstor Kirchner no solo son esenciales para garantizar la soberanía energética y reducir costos, sino que también representan un potencial generador de empleo que hoy el país necesita con urgencia. Cambiar el nombre de obras existentes puede ser simbólicamente fuerte, pero solo sirve a la agenda mediática, sin obras de infraestructura, el país pierde día a día una oportunidad real de crecimiento.

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