Imaginemos dos personas sentadas en la misma sala de cine, viendo la misma película. ¿Ambas experimentan lo mismo? Según un estudio reciente de la Universidad Justus Liebig de Giessen (JLU), la respuesta es no.
Aunque ambas personas ven la misma película en la pantalla, la experiencia que se desarrolla en sus cerebros es única para cada una. Esto se debe a que los movimientos oculares individuales influyen en la forma en que percibimos y procesamos la información visual, creando versiones personalizadas de la película en nuestras mentes.
El papel de los movimientos oculares en la percepción
El equipo de investigación, liderado por Petra Borovska y el profesor Ben de Haas, Ph.D., de la Facultad de Psicología Experimental de la JLU, utilizó imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) y aprendizaje automático para analizar cómo los movimientos oculares afectan la actividad cerebral. En su estudio, 19 voluntarios vieron la misma película bajo dos condiciones: con libertad para mover sus ojos naturalmente y manteniendo la mirada fija en el centro de la pantalla. Los resultados mostraron que los movimientos oculares naturales generaban una activación cerebral más intensa en los centros visuales, pero también hacían que esta actividad fuera más individualizada y, por tanto, más difícil de comparar entre diferentes personas.
¿Por qué vemos "versiones" distintas de la misma película?
"Tradicionalmente, hemos considerado los movimientos oculares como una simple respuesta a lo que sucede frente a nosotros", explica de Haas. "Sin embargo, investigaciones recientes indican que los movimientos oculares son tan únicos como los rasgos de personalidad. Algunas personas se concentran más en los rostros, mientras que otras se sienten atraídas por el texto o diferentes elementos". Esta individualidad en la forma de observar conduce a diferentes patrones de actividad cerebral, lo que significa que cada persona "edita" la película de manera distinta en su mente.
Borovska añade: "Habíamos especulado que estos hábitos individuales de visualización podrían crear un 'mundo' único en la mente de cada persona. Ahora sabemos que es cierto". El estudio incluso encontró que podían predecir cuán diferentes serían los patrones de actividad cerebral entre las personas al medir la similitud de sus movimientos oculares en experimentos realizados en días distintos.
La paradoja de la señal intensa
Es interesante notar que, aunque los movimientos oculares generan una señal neuronal más intensa, también hacen que estos patrones sean menos comparables entre individuos. Esto crea una paradoja: en lugar de proporcionar una representación más clara y uniforme de la película, la señal intensa produce diferentes "versiones" en cada cerebro, como si cada persona estuviera viendo una "versión del director" editada por su propio cerebro.
Reflexiones finales y futuros estudios
Este estudio abre nuevas preguntas sobre cómo los movimientos oculares se desarrollan a lo largo de la vida y cómo influyen en nuestra percepción de escenas y tareas cotidianas. "Todavía queda mucho por aprender", concluye de Haas. "Te hace reflexionar: la próxima vez que estés en el cine, quizá quieras preguntarle a la persona que tienes al lado: '¿Qué película viste?'".
Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música