La SIDE bajo Sergio Neiffert redefine sus objetivos y ahora apunta a quienes “erosionen la confianza pública”. El Congreso analiza si hay margen para el espionaje interno.
El documento, de 170 páginas, fue elaborado bajo la supervisión de Sergio Neiffert, exfuncionario macrista devenido en el nuevo jefe de inteligencia. La información fue revelada por el periodista Hugo Alconada Mon en el diario La Nación, y confirmada por otros medios como El Ciudadano, NODAL y El Día.
“El PIN no sólo actualiza amenazas clásicas como el terrorismo o el crimen organizado, sino que apunta también a fenómenos de manipulación de la percepción pública mediante tecnologías y redes sociales”, señala el documento.
La definición de los nuevos “sujetos de interés” es tan amplia que podría incluir a periodistas críticos, economistas opositores o incluso influencers disidentes, dejando a criterio del aparato de inteligencia la interpretación de qué es “desinformación” o qué constituye un “proceso cognitivo alterado”.
De la guerra al algoritmo
En uno de los fragmentos más alarmantes, el texto advierte sobre el uso de inteligencia artificial para distorsionar la percepción ciudadana. En ese marco, propone vigilar a quienes influyan en la opinión pública durante procesos electorales, sin distinguir entre operadores internacionales y ciudadanos argentinos.
“¿Esto incluye a economistas críticos? ¿A periodistas que cuestionen al ministro Caputo? ¿A influencers libertarios que viralicen operaciones? La ambigüedad es total”, advirtió un legislador de Unión por la Patria, quien pidió que la Comisión Bicameral de Fiscalización del Congreso cite a Neiffert de forma urgente.
La inclusión de posibles “enemigos internos” bajo el paraguas de seguridad nacional recuerda a las prácticas de inteligencia sucia de los años 70 y 90, cuando se espiaba desde organismos del Estado a opositores, activistas e incluso sindicalistas, bajo la excusa de “orden público”.
Presupuesto y alineamiento
El PIN reafirma la “prioridad absoluta” del alineamiento con Estados Unidos e Israel, y revela que la SIDE contará este año con \$80.872 millones, de los cuales más de \$13.436 millones serán fondos reservados, es decir, dinero no sujeto a control público ni rendición específica ante el Congreso.
“Es preocupante que en nombre de la seguridad nacional se acumulen recursos sin control, mientras se recortan subsidios, jubilaciones y presupuesto educativo”, indicó la periodista Estefanía Pozo.
Negación oficial y silencio institucional
Desde la Oficina del Presidente, en un escueto comunicado, negaron que el PIN tenga fines persecutorios:
“Este es el primer gobierno en décadas que no utiliza la SIDE para perseguir periodistas ni opositores”, afirmaron.
Sin embargo, no explicaron cómo se controlarán los alcances de estas atribuciones, ni quién definirá qué constituye una amenaza “cognitiva” para la ciudadanía.
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