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Mar, Abr

Nacional

Mientras la geopolítica global mira cada vez más al Atlántico Sur, el almirante Alvin Holsey, flamante jefe del Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM), aterrizó este lunes en Buenos Aires para iniciar una visita oficial que pondrá sobre la mesa temas sensibles para la soberanía argentina.

En su primera visita al país desde que asumió en noviembre de 2024, Holsey mantendrá reuniones clave este martes con el presidente Javier Milei y con el ministro de Defensa, Luis Petri, además de encuentros previstos con el brigadier general Xavier Isaac y otros funcionarios del área de seguridad y defensa.

La embajada norteamericana fue explícita al señalar el objetivo del viaje: "Profundizar la cooperación bilateral en materia de defensa y seguridad regional", en un contexto donde, según destacan, existen "intereses estratégicos compartidos". Una definición que, en boca de Washington, pocas veces implica relaciones entre iguales.

¿Qué hay detrás de la visita?

La llegada de Holsey no es un hecho aislado. Se da pocas semanas después de que el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, desembarcara en Buenos Aires para reunirse con Milei y prometer una posible línea directa de crédito en caso de "shock externo". Los gestos de acercamiento son claros y muestran una sintonía ideológica con la Casa Blanca, alineada con la apertura irrestricta al mercado y la subordinación diplomática.

Dentro de su agenda, Holsey también viajará hasta Ushuaia, donde visitará la base naval local, proyecto iniciado en 2022 para reforzar la presencia argentina en el Atlántico Sur y la conexión logística con la Antártida. El control de estas rutas marítimas, fundamentales para el comercio internacional, despierta un renovado interés en Washington, preocupado por la creciente influencia de potencias como China en la región.

La base en Ushuaia, que pretende consolidar la soberanía marítima nacional, podría convertirse en un nuevo punto de presión si las prioridades de defensa empiezan a definirse bajo la lógica de la "cooperación estratégica" promovida por Estados Unidos.

Antecedentes y señales de alerta

Holsey sucede en el cargo a Laura Richardson, quien durante su gestión visitó el país en tres ocasiones, promoviendo una agenda de colaboración que incluyó la donación de un Hércules C-130H y ejercicios militares conjuntos. A simple vista, cooperación. Pero bajo la superficie, una consolidación de influencia militar en la región sur.

Desde la Embajada de EE.UU. no dudaron en destacar que "la Argentina es un socio regional confiable en la promoción de la democracia, la seguridad y la prosperidad". Sin embargo, desde sectores críticos advierten que esta nueva etapa de acercamiento militar podría dejar a la Argentina atada a intereses ajenos, particularmente en un escenario de disputa geopolítica creciente por los recursos naturales, el control marítimo y la Antártida.

En tiempos donde la defensa nacional debería ser una cuestión de soberanía irrenunciable, el riesgo de convertir a la Argentina en un simple satélite de los intereses norteamericanos parece, hoy más que nunca, una amenaza tangible.

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