Pablo Moyano, hasta hoy co-secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), anunció su renuncia en medio de fuertes tensiones internas con los sectores mayoritarios de la central obrera.
La decisión fue oficializada mediante una nota dirigida al Consejo Directivo Nacional, en la que el dirigente camionero expresó su desacuerdo con la conducción de la "mesa chica" de la CGT.
"Tomé esta decisión al no coincidir con las resoluciones adoptadas por la llamada 'mesa chica'", señaló Moyano en su carta de renuncia, dejando en claro su postura frente a las diferencias estratégicas que venían dividiendo a la organización.
La chispa que encendió el conflicto
La salida de Moyano llega tras semanas de fuertes discusiones internas. Su principal desacuerdo radicaba en la negativa de sectores más moderados —representados por sindicatos como la UOCRA, UPCN, Obras Sanitarias y el espacio de Luis Barrionuevo— de avanzar con un paro nacional contra el gobierno de Javier Milei. Moyano, quien abogaba por una postura combativa frente a las políticas de ajuste económico del presidente, se encontró aislado en sus demandas, lo que evidenció un quiebre irreparable dentro de la CGT.
Fuentes cercanas al dirigente señalaron que su propuesta de paro buscaba dar una respuesta contundente a medidas que considera perjudiciales para los trabajadores, como la eliminación de impuestos progresivos y el impulso a la reforma laboral. Sin embargo, los sectores mayoritarios de la central optaron por una estrategia de diálogo con la administración de Milei, lo que Moyano calificó como una traición a los principios históricos del movimiento obrero.
Un momento crítico para la CGT
La renuncia de Moyano se da en un contexto de una profunda crisis política y económica que pone en jaque al sindicalismo argentino. Su salida no solo refleja una fuerte división interna, sino que también genera incertidumbre sobre el rol que la CGT desempeñará frente a las medidas del nuevo gobierno. Mientras algunos dirigentes apuestan por una línea moderada, otros advierten que esta postura podría debilitar la capacidad de resistencia del movimiento obrero.
Para muchos analistas, la renuncia de Moyano deja al descubierto una CGT fragmentada, en la que conviven visiones opuestas sobre cómo enfrentar las políticas neoliberales de Milei. "Es una crisis de liderazgo y también de estrategia", indicó un experto en política sindical. "El movimiento obrero está buscando un equilibrio entre la confrontación y el diálogo, pero estas tensiones internas podrían restarle fuerza frente al gobierno".
Un futuro incierto para Moyano y la CGT
El nombre de Pablo Moyano ya no aparece en el sitio oficial de la CGT, un reflejo inmediato de su renuncia. Aunque el líder camionero no anunció sus próximos pasos, su salida podría implicar un reacomodamiento en el mapa sindical. Algunos especulan con la posibilidad de que Moyano impulse un frente opositor dentro del sindicalismo, reuniendo a gremios disconformes con la actual conducción de la CGT.
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