fbpx
28
Dom, Abr

Local

Miguel Del Pla realizó una durísima critica al sistema judicial de la provincia y en donde denuncio una convivencia entre quienes deberían impartir justicia y funcionarios policiales.

"Si alguien quiere perder toda esperanza en la existencia de un sistema de justicia, le recomiendo presenciar un juicio oral. Es que el espectáculo ofrecido esta jornada en el juicio por la golpiza contra los internos de la comisaría 5° en marzo de 2014, fue una verdadera farsa."

Tanto los jueces como el fiscal de la causa parecían más preocupados por los perjuicios que le trajo el proceso al Comisario golpeador, que por establecer la realidad de los hechos que quedaron palmariamente demostrados de todos modos.

El Comisario no negó haber comandado el operativo, ni hubiera podido negar las lesiones que en 11 reclusos ocasionó ese operativo. La defensa de Barria fue política, se concentró en ostentar su rol como fundador de la Infantería y experto en contrainsurgencia, represión de piquetes y manifestaciones. Un represor orgulloso.

11 testimonios demostraron la brutalidad del accionar policial esa jornada, lo que llevó a la fiscal de Instrucción a elevar a juicio considerando probados los hechos, las autorías y el encuadre penal del caso. Nada de esto fue revertido en la fantochada de juicio que se vivió hoy. Ninguna pregunta iba a fondo, los testigos ausentes a nadie le importaba que se presenten, lo único que se notaba era el apuro por cerrar cuanto antes la causa y así lo hicieron en tiempo récord.

Los testimonios de Millalonco, Reyes, Sanchez y Gonzalez fueron todos coincidentes en una descripción que cada uno hizo a su manera pero coincidía en todo lo esencial, describiendo la brutalidad policial, la crueldad en el trato y las heridas recibidas con mayor gravedad en el caso de Reyes a quien le rompieron un diente, costillas y el tabique nasal. Sonaba paradójico que todos los policías declarantes reconocían en Reyes a un preso muy tranquilo, no violento. En el patio los tuvieron varias horas esposados y de rodillas y de tanto en tanto los volvían a golpear.

De esos testimonios surgió una denuncia muy clara del sistema de requisas, como un mecanismo habitual de golpizas que en varios casos denunciaron y en la misma cantidad de veces fueron cajoneadas por los juzgados de instrucción. A ninguno de los Jueces estas denuncias les llamaron la atención. Millalonco declaró que el comisario Barría le decía “Andá ahora y denunciame otra vez” mientras le pegaba.

Tampoco nadie indagó sobre la ausencia de imágenes de las cámaras del interior de la Comisaría y del patio que convenientemente no funcionaron (¿o fueron borradas?). Toda la golpiza debió haber sido filmada.

Sin ningún pudor el Tribunal declaró absueltos a los acusados esta misma tarde, en un fallo político y encubridor que viene a proteger la brutalidad policial.
Con estos jueces, la tortura en las comisarías tiene vía libre y aval político.