Editorial: Reflexión y autocrítica que queremos compartir con nuestros lectores.
Aspiraciones.
No te permitas tenerlas
Juanca, como le dicen en el lugar en donde trabaja hace ya unos 22 años, esta en camino a una nueva asamblea de empleados municipales, prácticamente sabe que va a escuchar, que caras verá, como se irá de ese lugar y finalmente como serán los próximos días. Lo que no sabe es de que forma pagará el viaje de egresados de su tercer hijo, que dicho sea de paso será el único que podría tener esta oportunidad, lo que no sabe es si este año y de una vez por todas podrá cambiar su auto modelo 2009, que logro comprar luego de muchos esfuerzos, lo que no sabe es si este fin de año se irán de vacaciones a algún lugar distinto al que esporádicamente van cada dos o tres años, pero si sabe algo con muchísima certeza y es que los impuestos y servicios los tiene que pagar rigurosamente, lo que si sabe es que en cada oportunidad que visita el supermercado saldrá con menos cosas y mucho menos dinero en su cuenta, una proporción cada día mas frecuente y que ve avanzar de manera peligrosa.
La asamblea decidió con la lucha salarial, medida que por estos tiempos se encuentra demonizada, o de mínimo desgastada por las constantes crisis en donde la sociedad se cansó de padecer estas medidas. El cansancio social, que dejo en el camino un razonamiento por demás lógico y es que quiénes les provocan ese grado de descontento son los mismos, si los mismos, que contribuyen a el crecimiento económico de sus emprendimientos ósea sus propios clientes. Por otra parte y desde algunos medios contribuyeron hace ya mucho tiempo a la construcción de una concepción, en donde el empleado es el enemigo (vago) con un esfuerzo mucho mayor al que realizan para informar respecto a cuales fueron, son y por lo pronto serán las causas que llevan a los trabajadores a realizar una manifestación en reclamo ya sea por condiciones laborales o saláriales. Mientras tanto se continuara usando el prisma que refleja a la ya popular fotografía de los dos mirando y uno trabajando.
Lo anterior es hoy una situación que vivimos por estos días pero podríamos estar hablando de un docente, de un policía, de un vial o un empleado provincial. Las divisiones existen y seguirán existiendo, y es algo que no están mal ya que solamente se deben a sus funciones pero si resultan nocivas si estas terminan siendo sociales en el mal sentido de la definición, años atrás existía una costumbre hoy casi extinguida en donde tan solo a unas horas antes de la noche buena muchos vecinos aguardaban el paso del trabajador de la recolección para darles un pan dulce o una sidra que era llevada a la mesa familiar o se compartía entre compañeros de trabajo, estas costumbres existían como algunas otras mas pero hoy las barreras sociales son mas altas y esas son las divisiones que hoy duelen y que únicamente son capitalizadas por quienes tienen intereses, sepa el lector cuales son los tipos y beneficiados.
Llegará el día en donde los trabajadores de todos los órdenes se puedan reencontrar con una mirada solidaria, entendiendo que son ellos los únicos que pelearán por sus derechos. Por que es la clase política y ciertos sectores de poder los interesados en que la discusión se de en los estratos sociales mas bajos, discusiones que separen, que sumen metros entre ellos.
Sindicalismo, política y cualquier otro tipo de representación popular, no son malas palabras, son los instrumentos que tienen las clases para derribar estos muros de odio que nos han hecho levantar, estos lugares son instrumentos para que las clases trabajadoras se permitan tener aspiraciones; aspiraciones que permitan construir un futuro mejor para sus hijos; aspiraciones a un bienestar social, aspiraciones a que, finalmente, podamos cumplir con uno de los mandatos de la vida como es el de saber y sentir que el trabajo está hecho, que hemos dejado y contribuido a una sociedad más justa y equitativa. en donde hay lugar para cada uno de nosotros.
Un lugar digno y en paz…
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