La empresa ícono de las “ollas indestructibles” inició un ajuste profundo en su planta de Santa Fe. Alarma en la UOM por el avance del modelo de desindustrialización.
Las ollas siguen siendo resistentes. Lo que se resquebraja, esta vez, es la industria nacional que las produce. Essen, símbolo de calidad en el sector metalúrgico argentino, decidió despedir a 30 trabajadores de su planta en Santa Fe. La noticia no solo sacudió al gremio: encendió las luces rojas sobre un proceso más profundo y estructural, donde el “achique” empresarial y la apertura importadora avanzan de la mano.
Según informó la Agencia Noticias Argentinas, Essen comenzó a sustituir una parte significativa de su manufactura nacional por productos terminados provenientes del exterior, en especial de China. El número no es menor: casi 45% de su línea pasaría a ser importada. El impacto fue inmediato: áreas paralizadas, reducción de turnos y recortes de personal que ya alcanzan el 10% de la planta total.
Oscar Infante, secretario general de la UOM Venado Tuerto, no disimuló su preocupación:
> “Ha bajado la producción y los empleados lo ven día a día en sus puestos”, declaró el dirigente sindical.
El problema no termina en Essen. Infante advirtió que Corven, otra firma clave en el tejido metalúrgico santafesino, también evalúa desvincular a unos 40 operarios. ¿Estamos ante una estrategia aislada o el síntoma de una crisis sistémica?
El escenario es claro. Mientras la demanda interna se desploma por la pérdida de poder adquisitivo, el Gobierno Nacional avanza con una política de liberalización comercial que deja al descubierto la industria local. Las empresas, lejos de resistir, aprovechan el contexto para ajustar estructura, reducir costos y reemplazar producción nacional por bienes importados que ingresan con costos menores y sin barreras.
¿Hasta cuándo se puede sostener este esquema sin consecuencias sociales de magnitud? ¿Qué lugar queda para la “industria argentina” cuando hasta los íconos del metal empiezan a importar?
La señal es inequívoca: si marcas consolidadas como Essen optan por tercerizar la producción en China y recortar empleo en plena crisis de consumo, el modelo productivo nacional está en serio riesgo. Y lo que está en juego no es una línea de cocina, sino el entramado laboral y tecnológico de una de las provincias más industriales del país.
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