El intendente de Río Gallegos inauguró un centro turístico y un mercado regional en zona norte. Denunció la ausencia del Estado provincial y anunció próximos desembarcos en Comodoro y Río Grande.
Una casona en pleno centro de Caleta Olivia se convirtió este martes en el epicentro de una avanzada política y territorial inédita: el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, inauguró allí un Centro de Información Turística y un nuevo Mercado del Atlántico, en un gesto concreto de integración patagónica y de cuestionamiento a la ausencia del Estado provincial.
La sede, ubicada sobre Avenida San Martín 76, fue rebautizada por el propio Grasso como “una casa para todas las localidades”. Con la presencia de figuras de peso como el intendente de Río Turbio, Darío Menna; referentes sindicales y sociales; empresarios, académicos y vecinos, el evento fue más que un acto: fue un mensaje.
Dos espacios, un solo modelo de gestión
La primera parte del acto estuvo centrada en el nuevo Centro de Información Turística, una apuesta coordinada por la Secretaría de Turismo de Río Gallegos que busca ofrecer a los visitantes del norte provincial una ventana a la oferta turística de la capital. “Esto no es un folleto. Es presencia política en el territorio”, disparó Mercedes Neil, titular del área, quien también criticó con dureza la pasividad del Gobierno provincial. “Hablar de turismo suena lindo, pero hay que demostrarlo. Y eso se hace con hechos”.
A continuación, se presentó el Mercado del Atlántico, un espacio gestionado por la Secretaría de Producción local y que ya tiene sedes en cinco puntos de Santa Cruz. “Vengo del sector privado, y durante años nos ningunearon. Nunca hubo voluntad de acompañar. Pero hoy tenemos una gestión que dice presente”, afirmó Moira Lanesan Sancho, visiblemente emocionada.
Ambos espacios funcionarán como centros neurálgicos para emprendedores, productores y turistas que lleguen a la provincia desde el norte. Pero más allá de lo funcional, el acto dejó traslucir un nuevo paradigma político: municipalismo regional ante el vaciamiento provincial.
Denuncia sin eufemismos
Grasso no evitó los temas incómodos. En su discurso final, apuntó contra el cierre del aeropuerto de Río Gallegos: “No podemos naturalizar que esté cerrado cuatro meses. Eso rompe la conectividad, debilita la economía y nos aísla. Viene el Turismo Nacional, los pingüinos, el aniversario de la ciudad. No podemos perder más”.
La crítica fue directa al gobierno de Javier Milei, pero también salpicó a un Ejecutivo provincial cada vez más ausente en la agenda social y productiva. “Hay que gobernar para todos, la campaña ya terminó”, sentenció.
Dario Menna, por su parte, sumó una reflexión profunda: “Esto no es una obra más. Es el Estado generando oportunidades reales. Una compañera nos contó que, gracias al Mercado, su hija pudo empezar odontología. Esa es la diferencia entre un modelo de abandono y uno que acompaña”.
Grasso adelantó además que habrá nuevas aperturas del Mercado del Atlántico en Comodoro Rivadavia y Río Grande, profundizando una estrategia que parece ir mucho más allá de Río Gallegos. “No venimos a decir qué tiene que hacer Caleta, venimos a escuchar y construir juntos. Porque solos, no se puede”, cerró.
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