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Mié, Ago

Interés General

El intendente Pablo Grasso y la secretaria de Gobierno, Sara Delgado, recibieron a Esteban Bayer, hijo del escritor e historiador, y a la exsecretaria de Derechos Humanos de Santa Cruz, Nadia Astrada, para analizar los pasos a seguir tras la agresión simbólica y material que conmocionó a gran parte de la sociedad santacruceña.

El encuentro tuvo como eje principal la restitución del monumento y el fortalecimiento de políticas de Memoria, Verdad y Justicia, en un contexto nacional donde —lejos de promoverlas— el negacionismo y la violencia simbólica parecen haber ganado terreno.

“Si destrozaron un monumento, van a crecer cien más”, fue la frase con la que Esteban Bayer sintetizó el espíritu de resistencia que deja la reunión.

Silencio oficial y una sociedad que no olvida

Durante el diálogo con las autoridades locales, Bayer fue tajante respecto al silencio de Nación y Provincia:
“No hubo ni un contacto del Gobierno Nacional, ni disculpas. Tampoco de Vialidad Nacional ni del Gobierno Provincial. Pasó una semana y no hay nada. Ni una señal para saber cómo seguimos”.

Ese silencio duele tanto como el ataque mismo, más aún tratándose de un hecho que no fue menor: una máquina vial destruyó deliberadamente la cabeza del monumento a Bayer, en un acto que excede lo simbólico. “No fue solo un atentado contra la imagen de Osvaldo Bayer —explicó su hijo— sino contra la cultura, la memoria de Santa Cruz y la historia de la Patagonia”.

“Me hizo sentir como en los peores tiempos de la dictadura”

La imagen fue tan brutal como clara: una pala mecánica, esa que suele usarse para construir, fue usada para destruir, para quebrar el rostro del hombre que dedicó su vida a narrar los crímenes del poder y a reivindicar a los fusilados del ’21.

“El video fue desgarrador. Sentí que volvíamos a los peores tiempos de la dictadura. No puede ser que en democracia estas cosas sucedan”, confesó Esteban Bayer visiblemente conmovido.

El monumento, emplazado en un espacio simbólico para la historia santacruceña, fue una iniciativa colectiva, pensada como homenaje no solo a Bayer sino a todos aquellos que lucharon por justicia social y fueron reprimidos, silenciados o asesinados por los gobiernos de turno.

“Lo que hicieron fue algo premeditado, planificado. No se trató de un error ni de un descuido, fue un mensaje”, agregó.

Un nuevo compromiso: reconstruir desde la memoria

Desde la Municipalidad, tanto Grasso como Delgado expresaron el compromiso de no dejar pasar el hecho, y de trabajar activamente en la restitución del monumento y la multiplicación de espacios que preserven la historia popular. Porque si algo quedó claro es que este ataque no va a borrar la memoria, la va a multiplicar.

“Este fue un golpe a toda la comunidad. Pero como ocurre con los pueblos que tienen memoria, la respuesta será más cultura, más historia, más justicia”, concluyeron desde el Municipio.

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