A partir de enero de 2025, el Impuesto a las Ganancias comenzará a aplicarse a trabajadores con ingresos brutos mensuales superiores a $2.280.700, equivalente a un salario neto de $1.892.937 sin deducciones.
Este ajuste, del 11,78%, fue calculado en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC) entre septiembre y diciembre de 2024 y oficializado por la administración de Javier Milei a través del decreto 652/2024.
Nuevas escalas y mayor alcance
El nuevo piso imponible afecta tanto a empleados en relación de dependencia como a autónomos:
Empleados solteros: $2.280.700 brutos ($1.892.937 netos).
Casados con dos hijos menores: $3.024.494 brutos ($2.516.337 netos).
Autónomos: Desde ingresos brutos entre $1.468.658 y $1.631.843, según la categoría.
Este ajuste provocará que una mayor cantidad de trabajadores queden alcanzados por el tributo. Además, aquellos que ya pagan podrían saltar de categoría y enfrentar una mayor carga tributaria.
Impacto en los trabajadores
El aumento en la base imponible surge de la diferencia entre el crecimiento salarial y la inflación en los últimos meses de 2024. Según Juan Luis Bour, director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL):
"El incremento en la cantidad de contribuyentes generará más presión sobre los ingresos de los trabajadores, especialmente si sus aumentos salariales no compensan el impacto del impuesto".
Nueva metodología de ajuste
Antes de la modificación, las escalas del Impuesto a las Ganancias se ajustaban en forma semestral. Sin embargo, el decreto 652/2024 estableció que ahora el cálculo se realizará en base al IPC de los cuatro meses previos, lo que genera ajustes más frecuentes y posiblemente más precisos.
El próximo ajuste será en julio de 2025, utilizando el IPC correspondiente al período de enero a junio del mismo año.
Un contexto de mayor presión tributaria
El aumento de trabajadores alcanzados por Ganancias refleja una tendencia de mayor presión fiscal en un contexto de salarios que, aunque crecieron, no logran superar significativamente la inflación. Esto podría generar un efecto negativo sobre el poder adquisitivo de las familias y la economía en general.
Además, las escalas para autónomos, ya consideradas altas en comparación con las de empleados en relación de dependencia, se actualizan con menor frecuencia, generando reclamos de equidad tributaria en este sector.
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