¿Estamos ante una crisis laboral legítima o un conflicto inducido que prepara el terreno para la privatización? Conocé qué está en juego en esta disputa que podría cambiar el rumbo de la conectividad y los derechos laborales en Argentina.
Aerolíneas Argentinas e Intercargo no son meras empresas; sino que son pilares de la conectividad y el desarrollo en Argentina, instrumentos que aseguran el acceso de todas las regiones del país al transporte aéreo y garantizan condiciones de trabajo dignas para miles de empleados.
Su defensa no es solo una cuestión de preservación laboral: es también una defensa del rol del Estado en la economía, de su capacidad de gestionar empresas públicas en beneficio del interés social y no del lucro privado. Cuando hablamos de Aerolíneas e Intercargo, hablamos de algo más amplio: de la soberanía en los servicios estratégicos, de la seguridad laboral y de un proyecto de país que prioriza el acceso equitativo a los servicios esenciales. ¿Por qué, entonces, en lugar de fortalecerlas, se responde a los reclamos salariales con propuestas de desregulación y con anuncios que abren la puerta a la privatización?
¿Un conflicto salarial o una jugada para privatizar?
En los últimos meses, el sector aeronáutico argentino, con Aerolíneas Argentinas e Intercargo a la cabeza, están en el centro de una serie de conflictos laborales. ¿Son estos conflictos simples reclamos de mejora salarial? ¿O representan algo más amplio, tal vez inducido, que podría abrir la puerta a la privatización de estas empresas estratégicas?
La situación actual nos invita a analizar el papel del Estado en la aviación, la historia de los conflictos gremiales en el sector y las políticas actuales del gobierno de Javier Milei, quien abiertamente manifestó su preferencia por destruir el estado. Entonces, ¿cuál es el trasfondo de este conflicto y qué está en juego realmente?
El caso Aerolíneas Argentinas: ¿quién administra mejor?
En la actualidad, la administración de Aerolíneas Argentinas dió resultados evidentes en cuanto a eficiencia y expansión. Los recientes informes económicos muestran una mejora en la gestión, y el aumento de rutas aéreas, junto con la incorporación de aeronaves de última generación, refuerzan el papel de la empresa como un actor central en la conectividad del país. Esto contradice la idea de que una privatización podría mejorar el servicio, dado que bajo el control estatal Aerolíneas logró resultados concretos en la optimización y ampliación de sus operaciones.
Entonces, ¿realmente sería beneficioso abrir las puertas a la privatización? Los antecedentes en Argentina dicen todo lo contrario. Durante los años ‘90, la privatización de Aerolíneas Argentinas bajo la presidencia de Carlos Menem fue un experimento que fracasó drasticamente e incluso con empresarios presos. En manos privadas, la empresa fue perdiendo rutas estratégicas, disminuyó su flota y terminó al borde de la quiebra, lo que forzó al Estado a recuperarla en 2008. Este retorno al control estatal permitió restablecer rutas que beneficiaron a las provincias y a las comunidades más alejadas, cumpliendo un rol que una administración privada, guiada por el lucro, difícilmente podría priorizar.
Intercargo y el conflicto en el servicio de rampas: ¿quién gana con la desregulación?
El conflicto en Intercargo, empresa estatal que ofrece servicios de rampa y carga, también plantea dudas sobre el futuro de los trabajadores y el servicio. La desregulación del servicio de rampas, anunciada como respuesta a los paros por demandas salariales, podría parecer una solución a corto plazo. Sin embargo, esto abre el camino para que empresas privadas ingresen al sector, lo que podría afectar las condiciones laborales de los empleados actuales y, a la larga, encarecer el servicio para las aerolíneas y los usuarios.
La experiencia en Argentina y en otros países muestra que la entrada de privados en servicios estratégicos tiende a flexibilizar condiciones laborales y, a menudo, a reducir puestos de trabajo en pos de la rentabilidad. Este es el riesgo que enfrentan los trabajadores de Intercargo, quienes, además de estar en conflicto por sus salarios, ahora ven amenazada su estabilidad laboral.
Opinión pública y el discurso de la ineficiencia estatal: ¿una narrativa inducida?
La cobertura mediática de los conflictos gremiales y las cancelaciones de vuelos puede influir fuertemente en la percepción pública. Al poner el foco en los problemas operativos y en el impacto en los pasajeros, algunos medios proyectan una imagen negativa de Aerolíneas e Intercargo. Sin embargo, si consideramos el contexto de una administración estatal que logró mejorar la rentabilidad y ampliar los servicios, ¿no estamos ante una narrativa que se construye para justificar la privatización?
Esta no sería la primera vez que se intenta influir en la opinión pública para facilitar la venta de empresas estatales. La experiencia de las privatizaciones en Argentina durante la década de 1990 muestra que muchas empresas fueron desfinanciadas o desprestigiadas antes de ser vendidas. En el caso de Aerolíneas, se perdió gran parte de la infraestructura y los beneficios sociales que conlleva la conectividad aérea.
¿Qué está en juego para los trabajadores y el servicio?
Para los trabajadores de Aerolíneas e Intercargo, este conflicto representa mucho más que un reclamo salarial. Significa defender sus condiciones de trabajo ante la amenaza de una privatización que, a juzgar por los antecedentes, podría traer reducción de derechos, pérdida de estabilidad laboral y limitaciones para su organización gremial. Para el país, está en juego el rol del Estado en garantizar la conectividad, el acceso al transporte aéreo y la continuidad de un servicio esencial que un operador privado no necesariamente priorizaría si no es rentable.
La gran pregunta: ¿está en marcha una estrategia para privatizar el sector?
En resumen, los conflictos actuales pueden estar sirviendo de excusa para justificar un cambio de rumbo en la política de transporte aéreo y la gestión estatal de servicios estratégicos. ¿Es realmente necesario abrir el sector al capital privado cuando la administración estatal ha demostrado que puede ser eficiente? ¿Estamos frente a un simple reclamo salarial o a una maniobra más amplia para debilitar el rol del Estado y favorecer un proceso de privatización?
Estas preguntas que le proponemos a nuestros lectores son fundamentales para entender el conflicto actual en el sector aeronáutico y para pensar en el futuro del transporte en Argentina.
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