Miles de científicos y académicos comenzaron a abandonar X (antes Twitter) para sumarse a Bluesky, una plataforma que promete devolver la interacción segura y enriquecedora a las redes sociales.
Este éxodo, acelerado tras los recientes cambios en la política de moderación de X, responde a la búsqueda de un espacio más controlado y libre de las problemáticas que ahora dominan la plataforma adquirida por Elon Musk.
Una red que "explotó" entre los académicos
Bethan Davies, glacióloga de la Universidad de Newcastle, describe el fenómeno como un cambio masivo: "Todos los académicos han migrado repentinamente a Bluesky. La plataforma absolutamente ha explotado". En las semanas posteriores a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la red social pasó de 14 a 21 millones de usuarios, marcando un crecimiento sin precedentes en el segmento científico.
La popularidad de Bluesky se debe en gran parte a su parecido con la experiencia original de Twitter, que solía ser una herramienta esencial para los investigadores. Sin embargo, la compra de X por parte de Musk y su drástica reducción en la moderación de contenido generaron un aumento de spam, bots y contenido abusivo, llevando a muchos a buscar alternativas.
Herramientas que marcan la diferencia
A diferencia de X, Bluesky pone el control en manos de los usuarios. Desde funciones avanzadas de bloqueo hasta filtros personalizados para evitar contenido inapropiado, la plataforma se presenta como un espacio diseñado para fomentar conversaciones significativas y proteger a sus usuarios. "Es un lugar donde puedo interactuar con otros científicos, pero también con artistas y el público", explica Daryll Carlson, investigadora de bioacústica en la Universidad de New Hampshire. "Quiero que siga siendo un lugar de alegría para mí".
El feed de Ciencia, una de las secciones más populares de la plataforma, cuenta con más de 14,000 "me gusta" y recibe 400,000 visitas diarias. Moderado por científicos como Mae Saslaw, este espacio se ha convertido en un recurso valioso para compartir investigaciones, discutir ideas y conectar con oportunidades laborales.
Más que un refugio, una herramienta de empoderamiento
Clíona Murray, neurocientífica de Yale, destaca cómo Bluesky ofrece un entorno seguro frente a las crecientes tensiones y divisiones en X. "Aquí encuentro herramientas que me permiten filtrar contenido dañino y crear listas colaborativas de bloqueo", comenta. Iniciativas como Blacksky, un conjunto de feeds moderados contra contenido racista y misógino, son ejemplos de cómo los usuarios están transformando la plataforma en un espacio de inclusión y respeto.
El desafío del crecimiento
Sin embargo, no todo es optimismo. Algunos usuarios temen que el éxito de Bluesky atraiga a los mismos bots y actores malintencionados que arruinaron X. Emily Liu, responsable de crecimiento y seguridad en Bluesky, asegura que el equipo está preparado: "Contratamos más moderadores y ampliamos nuestras herramientas de confianza y seguridad para mantener el entorno limpio".
¿Quedarse o irse?
Aunque la migración es masiva, algunos científicos dudan en cerrar sus cuentas en X. Axel Bruns, experto en medios digitales, mantiene su perfil activo para evitar que sea ocupado por impostores. Por otro lado, Madhukar Pai, investigador de tuberculosis, lamenta la pérdida de seguidores en X, pero advierte: "Si los buenos expertos se van, ¿quién proporcionará información basada en evidencia?"
El tiempo dirá si Bluesky puede sostener su atractivo y convertirse en el nuevo hogar de la comunidad científica global. Por ahora, los académicos parecen decididos a recuperar el control sobre sus interacciones en línea, alejándose del ruido que convirtió a X en un lugar inhóspito para el intercambio intelectual.
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