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Dom, Jun

Ciencia y Tecnología

Un equipo de investigadores de la Universidad de Göttingen y el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (MPS) revelaron avances en nuestra comprensión sobre el origen de la Luna y el agua en la Tierra.

Publicados en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, estos resultados desafían la teoría predominante de la colisión con Theia y ofrecen nuevas perspectivas sobre la historia temprana de nuestro planeta.

La Luna: hija del manto terrestre

Durante décadas, los científicos han creído que la Luna se formó tras un impacto catastrófico entre la Tierra primitiva y un protoplaneta llamado Theia. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que la Luna se creó casi exclusivamente a partir de material expulsado del manto terrestre, con poca contribución de Theia.

El equipo llegó a esta conclusión al analizar isótopos de oxígeno en 14 muestras lunares y realizar 191 mediciones en minerales terrestres. Utilizando un método avanzado de fluoración láser, lograron liberar oxígeno de las rocas y comparar la proporción del isótopo de oxígeno-17 (\(^ {17} O\)) entre ambas fuentes.

“La similitud isotópica entre la Tierra y la Luna ha sido un desafío en la cosmoquímica, conocido como la 'crisis isotópica'. Nuestros hallazgos respaldan la idea de que Theia perdió su manto en colisiones anteriores y que su núcleo podría formar parte del núcleo terrestre hoy en día”, explicó el profesor Andreas Pack, líder del estudio.

El agua en la Tierra: ¿llegó antes de lo pensado?

Otra implicación significativa del estudio radica en el origen del agua en la Tierra. Hasta ahora, se creía que el agua llegó tras la formación de la Luna, durante un período conocido como el Evento de la Capa Tardía, cuando numerosos impactos depositaron material en el planeta.

Sin embargo, los nuevos datos descartan esta teoría. Al no encontrar diferencias significativas en los isótopos de oxígeno entre la Tierra y la Luna, los investigadores sugieren que el agua pudo haber estado presente en la Tierra mucho antes de lo que se pensaba.

La primera autora del estudio, Meike Fischer, señaló que los datos son compatibles con un tipo particular de meteoritos llamados condritas de enstatita. Estos meteoritos, similares isotópicamente a la Tierra, contienen suficiente agua como para explicar la cantidad presente en nuestro planeta sin necesidad de otros impactos tardíos.

Un rompecabezas casi resuelto

Estos hallazgos no solo ofrecen respuestas sobre la formación de la Luna, sino que también reconfiguran nuestra comprensión de la historia temprana de la Tierra. La posibilidad de que el agua haya llegado a nuestro planeta durante su formación inicial abre nuevas preguntas sobre cómo se desarrollaron las condiciones necesarias para la vida.

Con herramientas cada vez más sofisticadas, los científicos están más cerca que nunca de comprender los procesos que dieron origen a nuestro hogar en el cosmos.

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