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Jue, Abr

Ciencia y Tecnología

Un estudio ha examinado si la exposición de una persona joven al Toxoplasma gondii, un parásito transmitido por carne poco cocinada o por heces de gato que causa la enfermedad conocida como toxoplasmosis, puede ejercer efectos nocivos en su cerebro que aumenten su riesgo de desarrollar psicosis.

Mucha gente está expuesta al Toxoplasma gondii, pero en la mayoría de casos esto no reviste peligro. Sin embargo, aunque el contacto con el parásito no causa síntomas en la mayoría de las personas, puede resultar perjudicial para individuos con un sistema inmunitario muy deteriorado y para fetos cuyas madres reciben el parásito durante el embarazo.

Los resultados de una investigación anterior apuntaron a que la infección por Toxoplasma gondii es capaz, cuando alcanza al cerebro, de afectar directamente a la producción de dopamina, un mensajero químico crucial en el cerebro. Ese estudio también aportó pistas potenciales sobre la relación estadística observada entre la incidencia de casos de esquizofrenia y la de casos de infección por toxoplasmosis.

En otro estudio se llegó a la conclusión de que el Toxoplasma gondii puede estar causando cambios sutiles en el cerebro de algunas personas, promoviendo ello los intentos de suicidio en casos en los que el sujeto ya tiene otros factores de riesgo. Los autores de aquel estudio constataron que, en comparación con personas sin Toxoplasma gondii, las personas con el parásito obtenían puntuaciones significativamente más altas en una escala de riesgo de suicidio cuando se las sometía a un test psicológico para evaluar su propensión al suicidio.

Ahora, una nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Paul Amminger del instituto Orygen en Australia, ha revelado que en los jóvenes que ya tienen factores de riesgo que les hacen propensos a desarrollar psicosis, la exposición al Toxoplasma gondii puede aumentar la probabilidad de que sufran una enfermedad mental de esta clase.

Los investigadores hicieron un seguimiento de 96 personas de entre 15 y 30 años de edad que eran usuarios de los servicios de salud mental de Orygen y eran propensos a desarrollar psicosis.

Amminger y sus colegas descubrieron que los participantes que durante el período de seguimiento pasaron a sufrir psicosis tenían niveles de anticuerpos contra el Toxoplasma gondii significativamente más altos que quienes no desarrollaron psicosis. De hecho, la exposición al parásito se asoció con un aumento de 3,6 veces en el riesgo de transición a la psicosis.

El estudio se titula “Toxoplasma gondii, Herpesviridae and long-term risk of transition to first-episode psychosis in an ultra high-risk sample”. Y se ha publicado en la revista académica Schizophrenia Research.

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