fbpx
12
Jue, Jun

Nacional

El fallo de la Corte Suprema dejó firme su condena a seis años de prisión. CFK rechazó el fallo, apuntó a Milei y llamó a organizarse desde el peronismo para resistir la avanzada del poder real.

El desenlace que se anunciaba llegó. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena a seis años de prisión contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, sellando una de las maniobras de disciplinamiento político más potentes desde el retorno democrático. Y, como en cada giro de la historia argentina, el impacto fue doble: institucional y simbólico.

Desde la sede del Partido Justicialista, CFK respondió a la sentencia ante una multitud que copó la calle Matheu. En su discurso, calificó a los jueces de la Corte como parte de un “triunvirato de monigotes” que responde al “poder económico concentrado” y vinculó el fallo al clima que rodeó el intento de magnicidio de 2022: “La bala que no salió, el fallo que sí salió”.

La expresidenta, visiblemente firme, no se victimizó. Hizo del revés judicial una bandera política. “Mientras los Macri y los Caputo caminan tranquilos, estar presa es un certificado de dignidad histórica”, dijo. Recordó que desde su declaración en la causa denunció que la sentencia ya estaba escrita. Hoy lo confirmó la Corte.

La decisión judicial coincide con un momento crítico del modelo libertario. Con un dólar pisado, una economía dependiente del endeudamiento y un Estado desmantelado en salud, educación y cultura, el Gobierno de Javier Milei avanza en una reconfiguración profunda. Cristina no esquivó la confrontación: “Este monigote de presidente caerá cuando ya no le sirva más al poder económico”.

Lo que subyace es más profundo: una estrategia de proscripción preventiva, diseñada para impedir que el campo popular pueda articular una alternativa cuando el actual experimento fracase. Así lo expresó la propia CFK: “El poder económico pretende que cuando esto se desmorone, el peronismo esté destruido”.

El mensaje no fue solo de resistencia, sino de convocatoria. Llamó a militar, a organizarse, a volver al territorio. No se refugió en disputas palaciegas, sino que pidió a la dirigencia dejar de lado “los problemas entre dirigentes” para enfocarse en quienes necesitan organización y representación real.

Mientras tanto, los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola solicitaron la detención inmediata de Cristina y el decomiso de sus bienes. El Tribunal Oral Federal N° 2 le otorgó cinco días para presentarse y pidió al Ministerio de Seguridad un lugar adecuado para su detención. La ministra Bullrich ya tomó nota.

La imagen es clara: la figura política más relevante de los últimos 20 años podría terminar presa mientras el ajuste más brutal de la democracia avanza sin freno. Y eso, más que un hecho judicial, es un mensaje para toda la sociedad argentina.

Si llegaste hasta acá tomate un descanso con la mejor música