El Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó un paro general de 24 horas para el jueves 10 de abril, en rechazo a las políticas del gobierno de Javier Milei.
La medida, que cuenta con el respaldo de las dos CTA y los gremios del transporte, afectará el normal funcionamiento de trenes y colectivos en el AMBA, lo que anticipa una jornada de alto impacto en la movilidad y en la actividad económica.
El fin de la tregua con el Gobierno
La decisión fue tomada en la sede de la CGT en Azopardo 802, tras intensas discusiones entre los distintos sectores sindicales. La interna dentro de la central obrera, que hasta hace pocas semanas se mostraba dividida sobre la estrategia a seguir, parece haber quedado en pausa frente a la necesidad de unificarse contra el avance de las reformas de Milei.
"Esto no es una cuestión política, es una reacción lógica frente a medidas que atacan el salario y las condiciones laborales de todos los trabajadores", señalaron fuentes sindicales a este medio.
El paro general no llega solo: el miércoles 9 de abril, un día antes de la huelga, habrá una movilización en el centro porteño, sumándose a la tradicional marcha de los jubilados. Además, la CGT también convocó a participar de la manifestación del 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en un gesto que refuerza su alineación con los sectores más críticos del oficialismo.
Sin transporte y con alto acatamiento
El apoyo de los gremios del transporte garantiza un impacto fuerte en la protesta. No habrá colectivos ni trenes durante la jornada del 10 de abril, lo que afectará directamente a millones de trabajadores en CABA y el conurbano. También se prevé la adhesión de otros sectores, como docentes, estatales y bancarios, lo que podría traducirse en una paralización casi total de la actividad económica en distintos puntos del país.
Desde Casa Rosada respondieron con críticas. El vocero presidencial, Manuel Adorni, calificó la medida como una "maniobra política para dañar al Gobierno" y acusó a la CGT de haberse mantenido en silencio durante la gestión de Alberto Fernández. Con tono irónico, deslizó: "Es curioso cómo algunos sindicatos redescubrieron la protesta después de diciembre", en alusión al cambio de administración.
Un clima de creciente tensión
La convocatoria al paro general marca un punto de quiebre en la relación entre el Gobierno y la CGT. Hasta ahora, la central obrera había mostrado cierta moderación, apostando al diálogo con el oficialismo en torno a una posible reforma sindical. Sin embargo, la desregulación del mercado laboral, los recortes en programas sociales y el avance de medidas que afectan derechos adquiridos, terminaron por sellar la ruptura.
En el Gobierno no descartan tomar medidas para desactivar la huelga, pero en el ámbito sindical aseguran que la decisión es "irreversible". Con este paro, la CGT no solo desafía a Milei, sino que también se reposiciona como un actor clave en el escenario político, anticipando un 2025 con fuerte conflictividad social y disputas abiertas en la calle.
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