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Jue, Sep

Nacional

La coherencia de Javier Milei está bajo la lupa tras la revelación de facturas falsas vinculadas a la campaña de Scioli. ¿Libertario o beneficiado del Estado? La contradicción en su discurso es ahora su mayor enemigo.

La reciente revelación de Hugo Alconada Mon sobre las facturas emitidas por Javier Milei entre 2012 y 2015 nos coloca frente a un enigma que plantea preguntas incómodas: ¿Cómo se justifica que un economista que ha construido su carrera política denunciando la corrupción y el intervencionismo estatal haya recurrido a prácticas que parecen ser, cuando menos, cuestionables? ¿Estamos ante una maniobra más de quienes se benefician de las estructuras que critican?

Según la investigación, Milei facturó más de $120 millones a Provincia Seguros, una empresa estatal, por servicios de consultoría que no parecen haber existido en la realidad. No hay registros en la empresa que avalen esos trabajos, y lo más grave es que todo esto ocurrió mientras Milei colaboraba "ad honorem" con la Fundación Acordar, en apoyo a la campaña presidencial de Daniel Scioli. La contradicción es evidente: ¿Cómo puede alguien que aboga por la eliminación del Estado haber participado en una trama de facturas falsas, beneficiándose de ese mismo Estado?

Las preguntas se acumulan. ¿Cuál es la verdadera cara de Javier Milei? ¿Es el paladín libertario que se presenta como el azote de la "casta política," o es un oportunista más que supo aprovechar las grietas del sistema para enriquecerse a costa del erario público? Si Milei emitió facturas que la AFIP considera "truchas," ¿qué dice eso de su integridad?

Lo que está claro es que alguien está mintiendo para beneficiarse. Si las acusaciones son ciertas, Milei deberá explicar cómo es posible que haya defendido al Estado mientras se beneficiaba de él. Si, por el contrario, las denuncias son infundadas, queda entonces la duda sobre por qué no ha enfrentado estas revelaciones con mayor contundencia.

La credibilidad de Milei está en juego. En un momento donde la confianza en los políticos es extremadamente frágil, este escándalo puede erosionar la imagen que ha construido de outsider incorruptible. ¿Podrá Javier Milei salir indemne de esta situación, o estamos ante el principio del fin de su narrativa libertaria?

Estas son preguntas que la historia se encargará de responder, pero mientras tanto, el fantasma de la coherencia ronda la figura del presidente. En política, como en la vida, la coherencia es un valor que no se puede falsificar, y cuando se intenta, las consecuencias suelen ser implacables.

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